Comisariada por Asier Mensuro y producida por Fundación Telefónica, la exposición está estructurada en tres espacios: la presencia del cómic en los grandes museos; historietas desarrolladas por autores gallegos, que incluye la interpretación en cómic de la Colección de Arte de Afundación; y el homenaje que han realizado algunos dibujantes a destacadas obras de arte.
El arte en el cómic estudia el modo en que la historieta se ha aproximado al mundo de la pintura e incide especialmente en la actual corriente museográfica que aboga por un acercamiento al ‘noveno arte’ como una disciplina que debe estar presente en la programación de los museos y grandes centros de arte.
Tres grandes instituciones culturales fueron las primeras en dejar entrar a grandes dibujantes en sus salas. El Museo del Louvre, de la mano de Fabrice Douar, editor del museo, y Sébastien Gnaedig, director de la editorial Futuropolis, creó en 2005 una colección de cómics en los que las obras del museo y sus colecciones eran los elementos centrales de la historia, materializándose en 2009 en la exposición Le Louvre invite la bande dessinée.
El Museo de Orsay creó en 2014, y de la mano también de la editorial Futuropolis, su propia colección de cómics ambientada en sus colecciones de arte. Y ese mismo año los cómics llegaron a los museos españoles con el álbum Mitos del Pop de Miguel Ángel Martín, por encargo del Museo Thyssen-Bornemisza como complemento de la exhibición homónima dedicada al Pop Art.
Museos y cómic
En la exposición se pueden contemplar obras de la colección del Louvre, como La coronación de Napoleón, en versión en viñeta de Christian Durieux, La balsa de la Medusa de Eric Liberge o La Gioconda de Marc-Antoine Mathieu. También se incluyen cómics de la colección del Museo de Orsay, como Moderne Olimpia, de Catherine Meurisse, o Les variations d’Orsay, de Manuele Fior. En La Coruña se suma a la exposición el último trabajo de esta colección, el cómic Les disparues d’Orsay, de Stéphane Levallois.
Hay obras de otros museos, como cinco páginas creadas por el historietista KEKO para el Museo del Prado basadas en obras de Ribera; o Museomaquia, de David Sánchez y Santiago García, cómic aún inédito encargado por el Thyssen-Bornemisza con motivo de su 25 aniversario, que cuenta con cuatro de sus páginas en esta exposición.
Con El arte en el cómic, Fundación Telefónica se sumó a esta iniciativa encargando versiones libres de algunas de las mejores piezas de su patrimonio artístico a ilustradores e historietistas de prestigio. Entre ellos, Javier Olivares, Premio Nacional de Cómic de 2015, y Santiago García ofrecen su visión de Constructivo en blanco y negro «TBA» (1933), de Joaquín Torres-García, o la dibujante Mamen Moreu realiza tres ilustraciones que homenajean a las obras Le peintre au travail, de Pablo Picasso, Assemblatge amb graffiti, de Antoni Tàpies, y La Belle Société, de René Magritte.
Foco en Galicia
El segundo ámbito de la exposición está centrado en el cómic desarrollado por autores gallegos, entre los que se encuentran Brais Rodríguez y Miguelanxo Prado. Además, con motivo de la exposición, Afundación encarga a Jacobo Fernández Serrano una historieta basada en algunas de las obras más sobresalientes de su colección de arte y que se ha incorporado a sus fondos. Entre otras, en las páginas de Pikiblinder aparecen obras como Molido (Leiro, 1999), El regreso del indiano (Castelao, 1918), Máscaras (Mallo, 1942), Romería (Lugrís, 1953), Cencerrada y La enana pintora (Laxeiro, 1950 y 1970, respectivamente), Tríptico marinero (Sobrino, 1931), Tyla y yo (Minguillón, 1943) o Paisaje (Perez Villaamil, 1848), hasta un total de 26.
Por último, la muestra recoge cómo las grandes obras de la pintura aparecen en el cómic. Se trata de un acercamiento novedoso al mundo de la pintura, una mirada personal y un homenaje de los historietistas que, conscientes de la capacidad narrativa del ‘noveno arte’, utilizan sus recursos para mostrarnos el mundo de la pintura de un modo distinto al que habitualmente ofrecen críticos y teóricos del arte. Este ámbito cuenta con piezas como tres páginas sobre el Guernica de Javier Olivares y Santiago García; La voz del pueblo, de Gustavo Rico y Jorge García, que recrea La carga de los mamelucos de Francisco de Goya; o Espejo del alma, de Teresa Valero y Juan Díaz Canales, que incluye versiones de algunos de los principales lienzos del movimiento impresionista.