«Hace unos años, al tener noticia de la fiesta del Cascamorras en Baza, fue inevitable ir hacia su encuentro y vivir de cerca esta celebración ancestral en donde una multitud de jóvenes suben, a media tarde, a lo alto de un cerro y se embadurnan con una tintura negra como petróleo de la cabeza a los pies», dice Amat. «De pronto, movidos por la presencia del Cascamorras, descienden la loma a la carrera con sus cuerpos ennegrecidos. Transitar en medio de este tumulto de brea, registrar con mi cámara fotográfica esos seres festivos y entintados me ofreció una amplia constelación de imágenes que, tiempo después, intervine sutilmente con pintura negra para sugerir la trayectoria de un movimiento, enmascarar un rostro, subrayar un rastro y enaltecer la danza de la tinta con la tinta en un diálogo de epidermis ennegrecidas. Recuerdo pasear por las calles de Baza al anochecer donde encontraba esparcidos aquí y allá trapos y vestigios de ropas negras, abandonados como despojos de aquellos cuerpos alquitranados que desaparecieron con la noche adentro».
Amat siempre ha tenido una especial vinculación con Granada. Hace cuatro años, en una de sus frecuentes escapadas desde Barcelona, se formalizó el trabajo que ahora se presenta en el Centro Federico García Lorca y que no se ha contemplado hasta ahora en ningún otro espacio. Según el propio artista, este proyecto solamente podría ser presentado en Granada y, a ser posible, en el Centro Federico García Lorca, pues ya es más que conocida la vinculación de Amat con el gran poeta, a través de obras como Viaje a la Luna o El público.
La pura mancha
Pintor, diseñador, escenógrafo, Amat trabaja aquí una materia que no le es ajena: la fotografía, que él utiliza como si fuera un pincel, pues literalmente habla de pintar con la fotografía. Amat, además, tiene su sello de identidad en la mancha, en la ocupación del espacio de forma aleatoria pero controlada, a través de la pura mancha. Era, por tanto, lógico que, al enterarse de que en una localidad de Granada tenía lugar una fiesta cuyo protagonista era la mancha en los cuerpos de sus moradores, no dejara pasar la oportunidad de trabajar esta manifestación popular, festiva y antropológica, a través del ojo del artista especializado en la mancha.
Este es el resultado: una exposición que nace en las tierras de Baza y que ve la luz en el Centro Federico García Lorca. Las 185 fotografías intervenidas ofrecen fragmentos y totalidades de una realidad ya pasada y captada por la óptica de la cámara, que se completan con el trazo de la mano del artista, por el que pasa la idea y el concepto, pero también la memoria para complementar la técnica.