La obra maestra de Friedrich Wilhelm Murnau es considerada una de las mejores películas acerca del mito del vampiro y, además, uno de los mejores ejemplos del expresionismo alemán. Por otro lado presenta características muy singulares, como los planos rodados en escenarios naturales o aquellos inspirados en pinturas románticas alemanas (concretamente y de una forma muy clara en obras de Tischbein, Carus, Von Schwind o Friedrich).
La música que acompañará a la película el 28 de octubre es obra de José M. Sánchez-Verdú y fue estrenada en 2003. Según su propio autor, en el proceso compositivo trató de «trazar imágenes sonoras para imágenes visuales en movimiento creadas por Murnau». (…) «el aspecto plástico, la luz, las sombras -tan importantes en Nosferatu– , los colores, etc. han tenido también un papel de primer orden desde un punto de vista sinestésico» (…). «Un ejemplo: para mí el negro de la noche no puede pasar más que por la altura absoluta del do y mínimas desviaciones microinterválicas; la luz del ocaso solo puede girar en torno a la nota sol en la cuerda con reminiscencias en rosas, ocres y blancos de las notas re o fa; el color del mar en calma, azul y claro, solo puede estar en el mi y sus varios matices».
Hutter y su mujer Ellen son un joven matrimonio que vive en la ciudad de Wisborg en el año 1838. Un día, un agente inmobiliario llamado Knock envía a Hutter a Transilvania para cerrar un negocio con el conde Orlok. Se trata de una posada, donde ojea un viejo tratado sobre vampiros que encuentra en su habitación. Una vez en el castillo es recibido por el siniestro conde. Al día siguiente, Hutter amanece con dos pequeñas marcas en el cuello, que interpreta como picaduras de mosquito. Una vez firmado el contrato, descubre que el conde es, en realidad, un vampiro. Al verle partir hacia su nuevo hogar, Hutter teme por Ellen.
En 1922, Murnau estrenaba no solo la considerada primera cinta de vampiros, sino la primera aproximación al Drácula de Bram Stoker. Prana Film, el estudio detrás de su creación, buscaba centrarse en la producción de películas con temática de ocultismo y sobrenaturales y Nosferatu, plagada de símbolos ocultistas, fue su única película. La productora se declaró en quiebra tras ser denunciada por la viuda de Bram Stoker por infringir derechos de autor.
Tras ganar esta el juicio se ordenó la destrucción de todas las cintas de Nosferatu, pero un reducido número de copias ya se habían distribuido por todo el mundo, y permanecieron escondidas hasta la muerte de la viuda.
Posteriormente se fueron haciendo más copias, en ocasiones muy diferentes unas de otras incluso en el metraje y algunas de muy baja calidad. No obstante, restauraciones como la realizada por Luciano Berriatúa, especialista en Murnau, han recuperado planos que se daban por perdidos, los colores según los tintados originales, la corrección del tamaño de las imágenes, etc.
El público tiene ahora la oportunidad de sumergirse en esta icónica obra a través de una proyección especial con música en directo que permite, además, apreciar la restauración de esta película, con su corrección de colores y recuperación de planos.