Dead Man Walking es la primera ópera de Jake Heggie (Palm Beach, Florida, 1961) y el enorme éxito que ha tenido desde su estreno, en la War Memorial Opera House de San Francisco en el año 2000, ha proyectado internacionalmente el nombre de su compositor, que desde entonces ha escrito varias obras escénicas de diferentes formatos con un ritmo apabullante: The End of the Affair (2004), At the Statue of Venus (2005), To Hell and Back (2006), Three Decembers (2008), Moby-Dick (2010), The Radio Hour (2014), Great Scott (2015) o It’s a Wonderful Life (2016), entre otras.
Con más de trescientas funciones en todo el mundo, producciones muy diversas –desde conservatorios a grandes teatros–, y dos grabaciones en CD –protagonizadas por Susan Graham (2000) y por Joyce DiDonato (2011)–, Dead Man Walking se estrena en España con la presencia de su compositor y de la hermana Helen Prejean, autora del libro autobiográfico que inspiró la ópera y, antes, en 1995, la película Pena de muerte, de Tim Robbins, con Sean Penn y Susan Sarandon (que ganó un Oscar por su interpretación) en los papeles principales.
En su estremecedor relato basado en hechos reales, la hermana Prejean cuenta su inquietante y convulso camino de acercamiento a un condenado a muerte al que asiste y ampara desde el convencimiento de que su arrepentimiento le ayudará a encontrar la paz interior.
Si la película de Tim Robbins incide claramente sobre los dilemas éticos de la pena de muerte, la ópera de Heggie, con libreto del veterano dramaturgo Terrence McNally, es un viaje interior que inician paralelamente la monja y el reo, cada uno con sus fantasmas, sus miedos, sus contradicciones, sus sentimientos y sus dudas. En este camino de transformación y redención, ambos se confrontan con la contundencia de los hechos: la sed de venganza de los padres de los adolescentes asesinados, la desazón y sufrimiento de la madre del homicida, la lucha por el inviolable derecho a vivir, el acercamiento implacable a la muerte…
Escritura vocal
Utilizando con gran maestría la escritura vocal –Jake Heggie tiene un catálogo de más de 200 canciones– y con un lenguaje musical heredero de la ópera estadounidense, Dead Man Walking seduce al espectador con un su lenguaje tonal, ritmos afroamericanos, melodías que evocan el espíritu de la Calle 42 y una partitura orquestal y coral de poderosa fuerza dramatúrgica, que no rehúye nunca la comunicación directa y emocional con el público.
Un reparto coral da voz a esta ópera, que llega al Teatro Real con la puesta en escena de Leonard Foglia, profundo conocedor de la obra de Jake Heggie, con quien ha colaborado en la elaboración del libreto de The End of the Affair y en la puesta en escena de todas sus óperas.
Joyce DiDonato vuelve a asumir el papel protagonista, junto al barítono Michael Mayes, que encarna al asesino Joseph de Rocher, uno de sus papeles fetiche, que ha interpretado en una decena de producciones en Estados Unidos. Están secundados por un amplio elenco –Maria Zifchak, Measha Brueggergosman, Damián del Castillo, Roger Padullés, María Hinojosa, Toni Marsol, Marta de Castro, Viçenc Esteve, Enric Martínez-Castignani, Celia Alcedo, Marifé Nogales, Tomeu Bibiloni, Pablo García-López y Álvaro Martín– que actúa junto al coro infantil Pequeños Cantores de la ORCAM y el Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real, bajo la dirección de Mark Wigglesworth.
Dead Man Walking llega a España precedida de éxitos, que Heggie atribuye al poder intrínseco de la ópera como arte que emociona e invita a la reflexión: «El teatro nos ofrece la oportunidad de dejarnos arrastrar por el drama a lugares inesperados, y la música nos pone en contacto con aspectos de la naturaleza humana en los que de otra manera nos habríamos reparado».