El proyecto de Velasco pretende poner el foco en las relaciones complejas que se encuentran entre lo construido, lo no modificado, lo artificial, lo humano y lo no humano, partiendo del estudio de tres tipos de arquitecturas vernáculas y autoconstruidas, como son las cabañas, las cámaras y las trincheras.
Los trabajos de esta arquitecta buscan otorgar una materialidad a los vínculos entre las comunidades y el paisaje que éstas habitan. Investiga, desde hace cinco años, sobre el papel mediador de la arquitectura y su relación con las distintas escalas de los cuerpos y el entorno.
La arquitectura se ve afectada, de una parte, por los cuerpos que la construyen y habitan y, de otra, por el territorio en el que se asienta. Por tanto ocupa un lugar intersticial que hace visible la profunda interdependencia de todo aquello que rodea y conforma a las personas.
Para el proyecto A partir de fragmentos de dispersos, la investigación de Velasco se ha ampliado a través de un estudio específico realizado en la provincia de León, un territorio extenso y diverso en el que aún pueden encontrarse señales de una vida arcaica en objetos, gestos y ritos que contienen algunas claves de la relación del ser humano con el entorno y muestran cómo las formas de la arquitectura son mediadoras entre el paisaje y el cuerpo humano, entre lo territorial y lo social, entre lo individual y lo comunitario.
Potencial de la arquitectura
A partir de una serie de viajes por la provincia, Velasco ha ido recogiendo elementos que articulan una forma de sensibilidad común y compartida. En el proyecto se ha colaborado con varias instituciones: releyendo y entresacando piezas de la colección del Museo Etnográfico Provincial y el archivo de la Fundación Sierra Pambley, colaborando con las alumnas de la Escuela de Artes y Oficios de León, como asistentes privilegiados a la recreación de un concejo abierto en Pedrún de Torío, participando en los zafarrones de las festividades de invierno en Riello, o recuperando la antigua figura de «La jirafa de las mascaradas» de Villalfeide.
La exposición se compone de tres elementos: una arquitectura, una colección de objetos y un paisaje, remitiendo asimismo al modo de operar del bricoleur, en el sentido de que a partir de fragmentos, trozos y residuos de la actividad humana busca una nueva articulación conjunta de las cosas.
La instalación arquitectónica está formada por diferentes fragmentos: referencias de trabajos anteriores de Velasco, vídeos de acciones donde se pasa de la escala del cuerpo a la escala del paisaje, ventanas-mediadoras, así como un telar antiguo que ensambla todos los componentes.
La articulación de estos componentes funciona como una trama tectónica donde las distintas partes constituyen una única unidad espacial, en la que pueden tener lugar reuniones así como otras acciones mediadas por el espacio. Por otra parte, una de las vitrinas acoge un conjunto de objetos procedentes de distintas prácticas populares, y se ponen en relación con ciertas imágenes recogidas en los viajes realizados por la provincia. La segunda vitrina muestra una escena de paisaje que sirve de fondo a la instalación, convirtiendo el vestíbulo del museo en un pasaje interior que desde la entrada vuelve a abrirse hacia los límites orográficos del territorio en el que se asienta.
A partir de este proyecto se pretende suscitar preguntas acerca del papel de la arquitectura actual, si puede dejar de ser una herramienta de sometimiento y pasar a ser una herramienta de creación de relaciones de igualdad, de vínculos de comunidad, una herramienta al servicio de una cierta emancipación. Este trabajo, por tanto, está tratando de responder cuestiones sobre el potencial de la arquitectura como medio de construcción de una sensibilidad común, o la viabilidad de la idea de ‘comunidad’ en la práctica de la arquitectura.
Publicación monográfica
Con motivo del proyecto A partir de fragmentos dispersos, MUSAC edita la quinta entrega de la serie Arte y Arquitectura AA MUSAC, dedicada a Susana Velasco. Una publicación monográfica que recoge tanto los proyectos de investigación como las obras realizadas por esta arquitecta a partir de sus estudios sobre la arquitectura como lugar de mediación. A través de relatos, documentación visual y textos teóricos, la publicación analiza cómo lo vegetal, lo terrenal, lo sagrado y lo animal juegan un papel mediador en el paisaje.
La Colección Arte y Arquitectura AA MUSAC propone una lectura transversal del trabajo de artistas y arquitectos que manifiestan a través de su trabajo una visión crítica del mundo contemporáneo. Las ediciones anteriores se han dedicado a Alexander Apóstol (2010), Yona Friedman (2011), Apolonija Sustersic (2013) y TYIN tegnestue (2015).