Vijande internacionalizó el sector de la creación paralizado por la dictadura apoyando a muchos artistas que, durante aquellos años, iniciaban su carrera profesional, como Luis Gordillo, Guillermo Pérez Villalta, Muntadas o Zush. Este homenaje cuenta con la participación de muchos de ellos y pretende ser un relato de aquel momento tan vibrante y transgresor.
Fernando Vijande (Barcelona, 1930 – Madrid, 1986) mostró desde muy joven interés por el extranjero, cultivado a raíz de multitud de viajes que emprendió por el mundo mientras el suyo se contraía bajo el paraguas de la dictadura. Esta visión internacional y cosmopolita, junto con una atracción por la cultura que se estaba gestando en España, dio pie al nacimiento de su primer espacio expositivo en la madrileña calle Don Ramón de la Cruz, la Galería Vandrés, en el año 1971. Este proyecto se inició en colaboración con su socia, Gloria Kirby, americana establecida en Madrid, con quien, en un principio, había previsto abrir una tienda de antigüedades.
En aquel espacio se realizaron diversas exposiciones, entre las que cabe destacar dos que fueron censuradas: la multitudinaria Eros y el arte actual, tachada de pornográfica, y La Paloma, una exposición colectiva dedicada a la figura de Picasso. Este hecho, lejos de empañar el proyecto, lo impulsó todavía más.
Vijande quiso crear una galería de renombre internacional, y por ello ofrecía a los artistas que representaba un generoso sueldo mensual, como ya hacían las galerías más prestigiosas de Nueva York. Para él, el proyecto de la galería crecía con el renombre de los artistas en un proceso a largo plazo, más cercano a la figura de coleccionista que a la de galerista. Luis Gordillo recuerda este hecho: «Fernando llevó a cabo una labor decisiva en un tiempo en el que no había museos de arte contemporáneo ni se podía vivir de la pintura. Gracias a él muchos artistas pudimos trabajar».
Nueva etapa
Después de una década de intensa actividad en la Galería Vandrés, puso fin a esta experiencia para dedicarse a la Galería Fernando Vijande, que funcionó hasta 1987. Este espacio, que gestionó a título individual, fue contemporáneo de la eclosión de las libertades y la cultura en la España posterior a la dictadura. Fernando Vijande inauguró la galería con una exposición de Costus, colectivo formado por Enrique Naya y Juan Carrero Galofré, dos artistas que pertenecían al universo de La Movida, y en la inauguración se mezcló la cultura más juvenil y transgresora con la más acomodada y aristocrática.
Por primera vez expuso obras de artistas de fama internacional cuando el tejido cultural del momento lo hacía impensable. El más conocido fue Andy Warhol, que visitó por primera y única vez Madrid con motivo de la exposición Pistolas, cuchillos, cruces en la Galería Vijande, así como un joven Robert Mapplethorpe o el italiano Nino Longobardi. Este hecho ayudó a dar repercusión internacional a los artistas nacionales, a lo que también contribuyó la insistencia de Vijande en incluir a los artistas representados por la galería en certámenes internacionales, como la Bienal de São Paulo (en la que Darío Villalba ganó el Premio Internacional de Pintura de 1973) o la exposición celebrada en 1980 en el Guggenheim de Nueva York, New images from Spain, integrada en su totalidad por obras de artistas de la Galería Vijande.
Homenaje
Con el ánimo de evidenciar y de poner en valor el trabajo del galerista, la Fundació Suñol presenta una exposición colectiva con obras de 51 artistas que expusieron bajo su supervisión durante el tiempo que detentó la responsabilidad de las dos galerías, lo que permite explorar su olfato y sensibilidad artística y ahondar en su mirada durante aquel tiempo crucial.
La línea conductora de la muestra gira en torno al trabajo de aquellos artistas que gozaron de una exposición individual. Igualmente, y con el propósito de completar su propuesta, se presenta una publicación que incluye documentación de la trayectoria de Vijande, así como escritos de María Escribano, Fernando Huici y Margit Rowell, comisaria de New images from Spain en 1980. También se incluye un listado de las exposiciones que tuvieron lugar durante los prácticamente dieciséis años de vida de los dos espacios, con el fin de reflejar la vasta producción del galerista.
También se hace pertinente dirigir el foco hacia los medios de comunicación, los escritores, los intelectuales, los músicos y otros colectivos que se sumaron a esa ilusión creativa. Por esta razón y en paralelo a las obras de arte, la exposición incluye una serie de documentos, catálogos, artículos de prensa, fotografías y otros materiales, aportados en su mayoría por personas vinculadas a la actividad de ambas galerías, con el objetivo de mostrar pinceladas del universo creado alrededor de estas.