Rembrandt van Rijn, maestro neerlandés del barroco, creó unas trescientas pinturas, unos dos mil dibujos y grabó alrededor de trescientas láminas entre 1628 y 1665 que alcanzaron una gran reputación en su época, llegando a ser más conocido por su obra gráfica que por sus pinturas o dibujos.

En sus grabados trató la misma variedad de asuntos que en su pintura, destacando los retratos, autorretratos, escenas de género o paisajes y, sobre todos, los temas bíblicos, incidiendo en las historias de los patriarcas Abraham, Jacob y José, y en la vida y pasión de Cristo.

Esta obra gráfica sorprende por su dominio y libertad técnica. En nuestro país, la Biblioteca Nacional de España posee un magnífico conjunto de estampas de este artista, estudiadas con motivo del cuarto centenario de su nacimiento y publicadas en el catálogo de la muestra Rembrandt: la luz de la sombra (2005-2006). A él, ahora, se unen las desconocidas estampas del Museo Lázaro Galdiano reunidas por el coleccionista en los primeros años del siglo XX.

“Las dificultades económicas obligaron a Rembrandt a vender su taller de estampación y, con ello, se dispersaron las láminas”, afirma la comisaria de la muestra. Clement de Jonghe (1624–1677), impresor y amigo, fue el primero en poseerlas. De él pasaron al marchante y coleccionista Pieter de Haan (1723–1766) hasta llegar al grabador francés Claude H. Watelet (1718–1786), coleccionista y gran admirador de su obra.

Múltiples peripecias

Las estampas editadas en este periodo son excelentes y algunas de ellas están presentes en esta muestra como Abraham e Isacc, Jacob acariciando a Benjamín, Jacob y Laban, Jesús y la samaritana, Cristo en la cruz, Músicos ambulantes, el Retrato de la madre de Rembrandt o el célebre Descendimiento estampado por Justus Danckerts (1635-1701) en los últimos años del siglo XVII.

De Watelet las láminas llegaron a poder del grabador Pierre-François Basan (1723-1797) y de él a su hijo Henri Louis. Algunas de estas estampaciones, conocidas como “impresiones Basan”, pueden verse en esta exposición –La Sagrada Familia, Circuncisión en el establo, El tributo de la moneda, La resurrección de Lázaro, Autorretrato o El artista y la modelo–.

Posteriormente, las láminas pasaron al editor August Jean y al grabador Auguste Bernard, que realizaron nuevas impresiones y, en 1906, al coleccionista Alvin-Beaumont, que conmemoró el tercer centenario del nacimiento de Rembrandt con varias ediciones.

Modificaciones

El estudio de las estampas de la Colección Lázaro, y de otras colecciones, es complejo porque la mayoría de propietarios de las láminas, debido al éxito de las estampas que aún pervive hoy, realizaron durante más de dos siglos modificaciones en las láminas originales que se iban superponiendo unas sobre otras. Este hecho hace difícil precisar la fecha de edición.

Carmen Espinosa señala que del conjunto reunido por José Lázaro sólo la estampa El artista y la modelo es conocida pues participó en la muestra Rembrandt en la memoria de Goya y Picasso (Madrid / Valencia, 1999), el resto ha permanecido inédito hasta ahora.

El Museo Lázaro Galdiano saca a la luz por primera vez las estampas de Rembrandt van Rijn, “el gran maestro de la Edad de Oro Holandesa”, quien combinó su delicada habilidad con la energía de su trazo, haciendo del claroscuro y del retrato su señas de identidad.