La muestra, comisariada por Estrella de Diego, reúne 315 pinturas, dibujos, fotografías y documentos que permiten reconstruir su figura compleja y fascinante. Esta primera gran exposición internacional dedicada a Gala, organizada con la Fundació Gala-Salvador Dalí, permite también seguir la evolución de Salvador Dalí como pintor y reúne un conjunto importantísimo de sus obras, unas 60 en total, entre óleos y dibujos.
El MNAC descubre a una Gala que se camufla de musa mientras construye su propio camino como artista: escribe, imagina y crea su propia imagen, además de convertirse en esencial en el desarrollo artístico de Dalí. Presenta, además, una selección de pinturas, dibujos y fotografías de otros artistas que gravitaron en el universo surrealista, como Max Ernst, Picasso, Man Ray y Cecil Beaton o BrassaÏ. También se expone por primera vez un conjunto de cartas, postales y libros, además de vestidos y objetos del tocador personal de Gala.
Las obras proceden principalmente de la Fundación Dalí, que aporta más de 40 obras, pero también de colecciones privadas y museos internacionales como el Museo Dalí de St. Petersburg (Florida); el Haggerty Museum of Art, (Milwakee); el Centro de Arte Georges Pompidou (París); la Bayerische Staatsgemäldesammlungen, Pinakothek der Moderne, (Munich); el Museo di Arte Moderna e Contemporanea di Trento e Rovereto (Rovereto); la Fundación Thyssen-Bornemisza o el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid), entre otros.
Gala (7 de septiembre de 1894 – 10 de junio de 1982), nacida en una familia de intelectuales de Kazan (Rusia), vivió su infancia en Moscú. Instalada en Suiza, conoció a Paul Éluard, con quién se trasladó a París y contactó con los miembros del movimiento surrealista, como Max Ernst. En 1929 viaja a Cadaqués, dónde conoce a Dalí, de quién se enamora y con quién comienza una vida en común. Se exilian ocho años en los Estados Unidos y a la vuelta viven entre Portlligat, Nueva York y París.
¿Quién fue de verdad Gala?
«Quién fue esta mujer que no pasa desapercibida a nadie, que despierta el odio de Breton o Buñuel; el amor incondicional de Eluard o Dalí; la pasión de Max Ernst; la amistad leal de Crevel, la modelo de Man Ray… ¿Fue, sobre todo, una musa inspiradora de artistas y poetas? ¿O fue más bien una creadora, aunque tenga pocas obras firmadas, apenas un par de objetos surrealistas hoy perdidos, algunos cadáveres exquisitos y las páginas de un diario? Gala fue una mujer creativa que escribe, lee, diseña su ropa y también, diseña su propia imagen cuando la retrata Dalí, coautora de tantos trabajos de su segundo marido que al final de su vida firma con el nombre de ambos, “Gala-Salvador Dalí”. Aunque se podría ir todavía un poco más lejos: si pensamos que Dalí no es sólo los cuadros que pinta sino la imagen que construye, ¿hasta qué punto no se puede decir que Gala forma parte de esa maniobra del “artista como obra de arte”?”, éstas son algunas de las preguntas que Estrella de Diego plantea en esta exposición. Nunca hasta hoy se había propuesto en el ámbito internacional una exposición dedicada a Gala, en parte por los preconceptos respecto a su persona y en parte por la extrema fragilidad de muchas de las piezas esenciales para reconstruir su retrato.