Arias presenta un texto fundamental del flamenco. Acompañado de un cantaor cuenta la historia de un hombre hecho a sí mismo, El Alcayata (álter ego del escritor Pedro Atienza), y del reencuentro con su hijo, de quien hace tiempo perdiera la patria potestad.
A través de toda una serie de monólogos y diálogos se describen dos viajes. Uno, en el pasado, que es el que el padre realizó a través de las diferentes geografías que fueron marcando su vida, y otro, el que ahora lleva a cabo el hijo, visitando los mismos lugares en los que habitó su padre y que le ayudarán a comprender el sentido de su vida.
La obra se gestó hace dos años, cuando Arias trató de que el legado y testamento de su amigo Atienza (fallecido en 2014) se vertiese en una pieza teatral. Un año más tarde encontró el apoyo del productor argentino Lino Patalano.
La obra nace de la picaresca y emana del flamenco: «Es la verbalización del flamenco en trozos de vida», afirma Arias. El título alude a los palos del flamenco, la difícil conciliación de la vida del artista con la familiar y el legado que dejamos a los que nos suceden, todo ello en el marco del Madrid de finales del siglo XX.
Pedro Atienza dijo a su amigo que tenía que hacer teatro porque representar vidas se le daba muy bien, pero él no se sentía capaz. El actor lo sintetizó: «no sabía cómo deshacer los entuertos». 17 años en Cuéntame cómo pasó han limitado su tiempo y hecho difícil su vuelta a las tablas. Fue en 1994, en Buenos Aires, cuando actuó por última vez, en la tercera versión del Calígula de Albert Camus.
Arias cree que en el teatro no hay nada aprendido, es un arte que se hace y deshace todos los días. «La vida a palos supone una vida inventada, multiautobiográfica, ya que responde a la experiencia de mucha gente», explica el actor. José Manuel Mora recalca el gran orfebre del lenguaje que fue Atienza y su forma de encarar la labor de escritura: «Mi función ha sido coser los trozos de Atienza, dejándome guiar por el color del lenguaje flamenco».
Las anécdotas de Imanol Arias sobre Atienza dieron pie a Mora para establecer un diálogo con el fallecido, «y así intervenir para dotar de estructura teatral a un texto que no la tenía». Carlota Ferrer, la directora y escenógrafa, señala que en la obra «tiene cabida el amor y el humor dentro de una búsqueda humanista». Acompañada de soleás, seguidillas y otros géneros alejados del flamenco y con músicos en directo se ha optado por la escenografía única junto a proyecciones audiovisuales.
A las turbulencias de la vida de Atienza y de Arias, así como de la obra en sí, se ha unido un reparto aún sin cerrar, en que el hijo de Imanol Arias, Jon, se incorporará en un papel compartido con otros dos actores.
Después de las tres semanas en los Teatros del Canal, el recorrido itinerante pasará por Bilbao del 28 de junio al 1 de julio antes de desembarcar en Argentina, Chile y Uruguay en agosto y septiembre. Después del periplo sudamericano regresará a España.
Como dejó dicho Pedro Atienza: «ya vino al mundo con el rumbo errado. Cosas de flamencos».