«Con una bondad inagotable, Boudin se hizo cargo de mi educación. Con el tiempo se me abrieron los ojos». Así sintetizaba Monet la impronta de su maestro, un pintor prácticamente desconocido en España que fue uno de los grandes paisajistas franceses de su tiempo. Boudin copiaba a los maestros holandeses del siglo XVII. Tímido y de extracción humilde, comienza a colaborar con Monet en la zona normanda en 1856. Monet por entonces era conocido principalmente por sus caricaturas. Del aprendizaje con Boudin se plantea la incertidumbre de qué hubiese sido de Monet sin el tutelaje de su maestro. «Aún así había convergencia y divergencia en sus planteamientos», señala el director artístico del Thyssen, Guillermo Solana. Boudin prefería pintar sobre sus recuerdos, mientras que Monet lo hacía al aire libre. La impresión retiniana sobre el conocimiento.
La exposición se organiza en torno a ocho temáticas, siguiendo una disposición cronológica: Paisaje pintoresco, Marinas, Escenas de playa, Pasteles, Variaciones, Litoral agreste, Luz, reflejos y efectos atmosféricos, y Viajes al Sur. El planteamiento reside en la contraposición de obras de ambos maestros sobre temas o escenarios similares. Aquí se percibe la raíz común de ambos: la tradición paisajística de finales del siglo XVIII. Monet admiraba de Boudin cómo era capaz de captar lo espontáneo. Pero con el paso del tiempo, Monet se volvió más audaz y seguro de sí mismo, hasta plegar la pintura del XIX a su paso y convertirse en uno de los referentes del impresionismo.
De las aproximadamente 100 obras que se exponen puede contemplarse la diversidad de materiales, soportes y versatilidad estilística que utilizaron ambos: lápiz sobre papel, acuarela, óleo sobre tabla y lienzo, grafito, cartón o tinta, así como pequeño y gran formato.
Un espacio especial está dedicado a los pasteles, cuyo préstamo es difícil de conseguir. «No hay ninguna obra azarosa, todas tienen su complementario», asevera Guillermo Solana. Destacan los préstamos de la Colección Pérez Simón, el Musée d’Orsay de París o la National Gallery de Londres.
El Havre, el muelle de Trouville, las barcas de pesca de Honfleur… son algunos de los escenarios que conforman las pinturas seleccionadas por el comiario Juan Ángel López-Manzanares: «El 75% de las pinturas no se habían visto aquí hasta ahora». Ya en la década de los 70 Monet comienza a interesarse más por el color y las estampas japonesas. Diez años más tarde surge una fractura entre ellos por motivos personales y económicos. Finalmente, Boudin quedó eclipsado por el impresionismo, pero su discípulo-maestro siempre reconoció y agradeció sus enseñanzas.
La muestra cuenta con el mecenazgo de Japan Tobacco International (JTI), en su sexto año de colaboración con el Thyssen (Picasso / Lautrec fue una de ellas). Su vicepresidente, Miguel Luengo, explicó cómo el arte te enamora o no: «Tenemos que devolver a la sociedad algo de lo que nos da. Pero al mismo tiempo hay que quitarse el pudor a poner el nombre del patrocinador, algo indiscutible en Estados Unidos».