El actor y director de teatro Miguel Nieto inauguró la tradición hace 25 años, cuando decidió que los vecinos del lugar en que Calderón ambientase su obra fueran sus protagonistas. Durante los días de la representación, la localidad es decorada para retrotraer a los presentes al siglo XVII, a través de mercados y gastronomía así como de teatro callejero. Sus habitantes recitan, confeccionan los ropajes, diseñan los decorados, donan material y figuran.
Calderón plantea en su obra grandes dilemas: el honor, la libertad y el libre albedrío, la venganza, el poder y su desempeño, y la responsabilidad del hombre ante sí mismo y ante los demás, en lo privado y lo público. Todo ello en medio de un poderoso planteamiento político en el que colocan frente a frente los poderes militar y civil estableciendo una pugna brutal entre ambos, que tiene que ver con la España de aquel momento que se acaba, y con el nuevo mundo que está por llegar. Y en medio de este enfrentamiento están Pedro Crespo y su familia, que serán víctimas de esa lucha por el dominio.
El municipio sigue esperando que llegue su reconocimiento como Fiesta de Interés Turístico Nacional. Ya ha recibido el Premio Mundo Teatro, la Medalla de Extremadura, ha sido nombrada Fiesta de Interés Turístico Regional y el próximo 28 de junio recibirá el Premio Cultura, Arte y Literatura de la Fundación de Estudios Rurales de UPA.
Joya barroca
Escrita por Calderón de la Barca en 1636, El alcalde de Zalamea es una de las obras más representadas del Siglo de Oro. Narra el drama vivido en la localidad extremeña de Zalamea de la Serena al pasar las tropas españolas camino de Portugal. El capitán Don Álvaro Ataide, personaje de extracción nobiliaria, es alojado en la casa del labrador rico de la localidad, Pedro Crespo, a cuya hermosa hija Isabel secuestra y viola.
Cuando Crespo intenta remediar la situación ofrece bienes a Don Álvaro para que se case con Isabel, a la que rechaza por ser villana, es decir de clase inferior. Este desprecio afrenta definitivamente el honor de toda la familia. En pleno trauma familiar, Crespo es elegido alcalde de Zalamea y siguiendo una querella cursada por la ultrajada Isabel, y aún sin poseer jurisdicción sobre el militar, prende, juzga y hace ajusticiar a Don Álvaro dándole garrote. La trama se resuelve cuando el Rey Don Felipe revisa la decisión del alcalde, la ratifica y premia su decisión nombrándolo alcalde perpetuo de Zalamea.