Ahora, la Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes del Ministerio de Cultura y Deporte presenta en Tabacalera Juan Hidalgo & etcétera, una gran retrospectiva que incluye más de un centenar de obras, desde piezas históricas hasta el último “piano diferente” que concibió. Como recuerda su comisario, Fernando Castro Flórez, un homenaje a un artista lúdico y lúcido, tristemente desaparecido a comienzos de 2018. Nos queda el espíritu generoso de su obra, ese “algo” que tiene el carácter de un regalo o una propina. Su guiño de complicidad vuelve a implicarnos en una exposición que no cierra nada, sino que se abre con la ambigüedad poética del “etcétera”.
Considerado como uno de los pioneros, en nuestro país, de los planteamientos conceptuales y, por supuesto, del arte de la acción, Juan Hidalgo no quiso, en ningún momento, generar un arte dogmático, al contrario, su planteamiento estético asume lo azaroso (en clave duchampiana), revela un talante libertario y está impulsado por la meditación oriental.
Este artista realizó tanto obras estrictamente musicales cuanto performances, piezas fotográficas, instalaciones, obras gráficas sin dejar de ser, en todo momento, un poeta que asumía gozosamente lo “raro” y que dejó escrito: «Toda frontera –también las del arte y, por tanto, las de la música– es simplemente una línea que nos separa del terror. Precisamente por esto, toda frontera debe ser atravesada. hay que practicar primero el arte como la vida, y segundo la vida como arte».
Hidalgo fue distinguido con el Premio Nacional de Artes Plásticas en el año 2016. Sus obras se encuentran en los grandes museos nacionales en los que realizó exposiciones fundamentales desde mediados de los años noventa. La influencia de este creador singular sobre las jóvenes generaciones de artistas españoles es innegable y los críticos e historiadores del arte han reconocido que sus planteamientos transdisciplinares han sido verdaderamente fecundos.