Su exposición reúne un conjunto de obras realizadas por el artista en los últimos años a través de las cuales busca establecer una analogía entre el arte y jardín pero, también, entre el pintor y el jardinero.
Dos mundos entre los cuales se establece un punto de encuentro: la capacidad de ambos de ordenar. Así, al igual que el artista ordena el caos con su trabajo el jardinero logra contener la naturaleza salvaje con el suyo en el jardín.
En este sentido, la elección del jardín como recinto cerrado en el que experimentar las potencias del alma, inscribe la obra de Victorero en una tradición cósmica, metafísica y mística.
A través de su trabajo, el pintor proyecta una idea de la pintura y del jardín como lugares de reflexión y experiencia íntima, y donde términos como abierto/cerrado, dentro/fuera, limitado/ilimitado y grande/pequeño, que se definen por oposición mutua, pueden ser integrados a través de su vivencia simbólica y poética en una nueva realidad que los incluye unidos, superando la lógica lingüística a través de la experiencia estética.
La muestra reúne una veintena de pinturas, varias cerámicas, obra escultórica y sonido. Toda una experiencia para adentrarse en el mundo coincidente del arte y el jardín.
Este es el décimo proyecto específico de un artista contemporáneo que se realiza en el museo asturiano desde 2013.