Mapa Teatro es un laboratorio de artistas fundado en París en 1984 por Heidi, Elizabeth y Rolf Abderhalden, artistas visuales y escénicos colombianos. Con sede en Bogotá desde 1986 se ha convertido desde entonces en uno de los colectivos más interesantes de la escena artística latinoamericana. Su trabajo se desarrolla en el ámbito de las “artes vivas”, un espacio propicio para la transgresión de fronteras –geográficas, lingüísticas, artísticas– y para la puesta en escena de preguntas locales y globales a través de diferentes dispositivos y formatos. Su práctica artística utiliza distintos medios para la realización de sus obras (teatro, vídeo, instalación, ópera, radio, intervenciones urbanas, acciones y conferencias performativas) y articula mito, historia y actualidad en la investigación de archivos y documentos, que sirven de punto de partida para construir sus propias ficciones.

Faltos de juicio

De los dementes, ò faltos de juicio es una “etno-ficción” que parte de una investigación sobre el pasado del edificio del Museo que fue sede del Hospital General y de la Pasión de Madrid. Fundado en el siglo XVI por el rey Felipe II, este refugio dedicado a la hospitalidad (asistencia a los pobres y marginales de la ciudad), tardaría dos siglos más en convertirse en un centro sanitario moderno.

En el siglo XVIII se inicia la construcción de un nuevo edificio y Fernando VI decretaría que las limosnas otorgadas por la familia real y las procedentes de las Indias fuesen destinadas a la financiación del Hospital General y Pasión. Allí se acogería a enfermos de todo tipo y, en los sótanos del edificio, a aquellos excluidos de la sociedad, entonces llamados “dementes ò faltos de juicio”. Recursos llegados de las provincias de América se destinaron al Hospital desde 1749.

El campo de investigación del proyecto se amplía a la región aurífera de Caldas, en la Colombia actual, antiguamente Virreinato de Nueva Granada, donde Carlos III envió, a finales del siglo XVIII, a los ingenieros don Juan José D’Elhúyar y don Ángel Díaz Castellanos con el encargo de modernizar las minas para hacerlas más rentables. El equipo de Mapa Teatro rastreó los pasos de estos ingenieros hasta llegar a las minas de Marmato, explotadas desde antes de la colonización y que lo siguen siendo en la actualidad.

En las minas de Marmato –tierra de la cultura precolombina Quimbaya–, Díaz Castellanos sufrió los primeros síntomas de lo que en aquella época se diagnosticaba como auriferis delirium, por lo que tuvo que regresar a España y ser recluido en las Bóvedas del Hospital General y de la Pasión.

A través de una instalación que ocupa tres lugares del Museo –Espacio 1, escaleras y Sala de Bóvedas–, Mapa Teatro crea esta ficción relacionando los mencionados espacios del Museo con su pasado histórico, su financiación mediante el oro procedente de América, y la actual explotación minera con el delirio del capital financiero globalizado.

Como parte de esta “etno-ficción”, Mapa Teatro ha rastreado algunas huellas imperceptibles que dejó don Ángel Díaz Castellanos a su paso por estos mismos espacios y por las minas de Marmato en busca de sus quimeras.

 

Delirio aurífero

Todos los materiales recogidos en sus investigaciones por Mapa Teatro han sido trasladados hasta los tres espacios del Museo y transformados en imágenes, sonidos y máquinas para darle cuerpo a este delirio aurífero.

El recorrido comienza en el Espacio 1, donde se exhibe el relato que articula la investigación bajo forma de atlas: vídeos con imágenes de las minas, mapas, facsímiles de documentos rescatados de los archivos del antiguo hospital (actas, constituciones, ordenanzas, etc.), cartas de don Ángel Díaz, planos arquitectónicos del edificio o artículos periodísticos, entre otros. Junto a ellos se muestran también varias piezas etnográficas, incluida una estatuilla en oro de un cacique Quimbaya.

Un circuito cerrado de televisión muestra imágenes de los otros dos espacios, manteniendo una línea continua con toda la exposición. Así, en las escaleras se presenta una instalación audiovisual con imágenes del transporte de las mulas utilizadas por los mineros para poder acceder a las minas. Estas imágenes recorren las cinco plantas de altura del edificio, permitiendo al visitante vivir la experiencia física de ese ascenso.

En la Sala de Bóvedas, el espectador podrá relacionar el espacio arquitectónico de Sabatini con el interior de una mina tradicional. Allí, una instalación formada por material original traído de la mina de Marmato interactúa con una proyección de vídeo grabado en las mismas minas. Rieles con sus vagonetas mantienen un viaje continuo que articula esta sala con las escaleras.

En palabras de José A. Sánchez: “Si don Ángel Díaz Castellanos (que acabó sus días “demente”, recluido entre las mismas paredes que ahora albergan esta exposición) actúa como personaje relacional para la generación de la narrativa, los mineros son los médiums que traen de vuelta al presente el delirio del oro, con todas sus implicaciones simbólicas y políticas. Solo que en este caso los cuerpos de los mineros, como los de los productores de este gesto, se ofrecen en latencia, y corresponde a los visitantes la responsabilidad de hacerlos presentes para que la ficción no se diluya, el espacio sea habitado como lugar de acción y conflicto, los objetos y las imágenes sean rearticulados como pensamiento poético y el gesto, en definitiva, se renueve como manifestación de vida”.

La exposición se acompaña de una publicación ilustrada que incluye textos de José Antonio Sánchez y Suely Rolnik.