Gilberto González, director artístico de TEA, recuerda que esta exposición «se enmarca dentro de uno de los objetivos del centro, que es el de difundir el arte que se hace en las Islas» y destaca el constante compromiso de Palenzuela con la pintura tanto como técnica como oficio.
Para el comisario de la muestra, Carlos Díaz-Bertrana, Palenzuela se encuentra en el mejor momento de su trayectoria y destaca que sus obras «rebosan potencia, intensidad y seducción». El comisario destaca también su manera, innovadora y creativa, de manipular el material con el que trabaja: «Es un pintor virtuoso, revolucionario y clásico a la vez».
El espectador que se acerque a TEA puede ver desde retratos (retratos rotos, ficticiamente quemados haciendo con ello una crítica o llamando la atención sobre la actitud iconoclasta que se percibe en la sociedad actual), escenas de interiores de las casas en la que habita o habitó (y que presenta desde diferentes perspectivas), escaleras, alguna marina y hasta una serie de animales que recuerda en cierto modo a las naturalezas muertas.
“Hay algo salvaje y primitivo en las obras de Palenzuela, de despilfarro de materia y de energía, de caricatura y de grotesco, de sexualidad húmeda y de pulsión vital. Es un mundo de extremos, de materia cruda y de soluciones exquisitas”, concluye Carlos Díaz-Bertrana.
En palabras del comisario
Carlos Díaz-Bertrana
«Casi todas las obras de esta exposición han sido realizadas en la última década. El título, Odio sobre lienzo, es una vindicación de la pintura, esa milenaria vieja zorra que entierran y renace según las modas. No es irónico, sino una carcajada que lanza a ese tropel de artistas que se creen ingeniosos o filósofos, que odian a los buenos pintores como Palenzuela, a los que dominan el oficio, tienen sensibilidad, han asimilado y transformado la tradición, y le han añadido una huella personal y una dimensión conceptual…También se dice que el odio mantiene joven».