La muestra se estructura en bloques de sus diferentes etapas y series creativas: el comienzo en los años 70 con un trabajo geométrico como reacción al academicismo propio de la escuela de Bellas Artes y con líneas diagonales que escapan de la tela y dejan lugar a la imaginación y al pensamiento; la introducción del color a finales de los años 70 y la serie Las Meninas, que comienza tras un curso en Harvard sobre el pintor y en la que realiza un estudio no solo sobre la pintura, sino especialmente sobre la representación del espacio; las series La Alhambra y Los Toros, en las que la luz, el agua y las formas manifiestan un momento pleno de utilización de tramas, retículas y módulos como manera de transformar los motivos que le inspiran y las sensaciones y sentimientos en luces y formas; la serie Insomnios, en la que trabaja la naturaleza y la materia tanto del exterior como del interior y muestra tensiones cromáticas y oscuridad; la serie Los Apóstoles, en la que la figuración da paso a la abstracción y la artista relaciona las maderas y las telas para hablar de su amor y conocimiento de la historia del arte; y, por último, las series Nuevas lejanías y Luces de invierno, que reflejan fantasías y sueños mediante una metamorfosis en la luz y el color.
En paralelo a las series, Soledad Sevilla trabaja en el campo de las instalaciones, trabajos perecederos que persiguen la captura de lo poético y lo fugaz. En esta ocasión, en la exposición se incluye la instalación Te llamaré hoja, de 3,50 x 9,45 metros, una obra de carácter híbrido compuesta por multitud de hojas serigrafiadas que parecen cobrar vida en su acumulación. La pieza mantiene una doble ambigüedad: desde el plano técnico, en tanto que no posee una condición definida como pintura o como escultura, pero también, desde el plano perceptivo, como visión paradójica de una naturaleza placentera que es, al mismo tiempo, aterradora.
Soledad Sevilla (Valencia, 1944)
Estudia en la Escuela de Bellas Artes de Sant Jordi en Barcelona entre 1960 y 1965, y participa entre 1969 y 1971 en el Seminario de Generación Automática de Formas Plásticas del Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid.
En los años 70, su obra pictórica utiliza la geometría como una base normativa. En 1979 recibe la Beca de la Fundación Juan March para España y en 1980, la Beca Centro de Promoción de las Artes Plásticas e Investigación de las Nuevas Formas Expresivas. Entre 1980 y 1982 reside en Boston tras recibir la Beca del Comité Conjunto Hispano Norteamericano para Asuntos Culturales. En la Universidad de Harvard disfruta de otra beca específica para realizar estudios: Technical Examination of Works of Arts, Fine Arts Department. Es allí donde empieza a trabajar la serie Las Meninas, aplicando una estructura básica en forma de retícula para reinterpretar los espacios y las atmósferas del cuadro de Velázquez.
A su vuelta a España realiza diversas instalaciones ambientales que plantean una profunda renovación plástica. La siguiente serie titulada La Alhambra constituye un trabajo de reinterpretación del palacio nazarí. En este caso, el uso del color es más medido aunque la retícula es también una base de referencia. Como cierre de este proyecto realiza la instalación Fons et Origo, que tiende a recrear el ambiente nocturno de los reflejos sobre el estanque de uno de los patios de La Alhambra.
En 1989 realiza su primera exposición en la Galería Soledad Lorenzo, con la que trabajará como artista de la galería hasta su cierre en 2012. En sus sucesivas instalaciones y series pictóricas la luz se convierte en el elemento central. En 1992 realiza en el Castillo de Vélez Blanco (Almería) una proyección sobre los muros desnudos del patio que permite visualizar nuevamente el pórtico renacentista que actualmente está en el Metropolitan Museum de Nueva York. En otras instalaciones utiliza hilo de cobre y de algodón que, mediante una apropiada iluminación, recrea el efecto de haces de luz.
En 1993 recibe el Premio Nacional de Artes Plásticas y hacia finales de los años 90 la retícula desaparece en su trabajo, pero permanece una cierta idea geométrica, de muro y de espacio, a través de lo vegetal, de las formas de las hojas, que evoca sutilmente a Granada, una ciudad con la que Soledad Sevilla ha estado muy vinculada desde los años 80 hasta la actualidad a través de sus clases en la Universidad. La Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y el premio José González de la Peña, Barón de Forna, premio que le otorga la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, se le conceden en el año 2007.
Sus trabajos más recientes han abordado la forma de la ventana como espacio pictórico y también las texturas de superficies de madera y de metal. La serie sobre Los apóstoles de Rubens y Retablo, son dos trabajos de grandes dimensiones en los que se muestra ese tratamiento de las texturas de madera.
Participa en la Bienal de Pontevedra del 2010 y en 2011 realiza la instalación Escrito en los cuerpos celestes en el Palacio de Cristal del Retiro Madrileño, en la que reproduce interiormente la arquitectura del palacio además de recrear la bóveda celeste. En el 2013 inaugura la temporada de la Galería MAS R elaborando tres trabajos diferentes que se adaptaban a las características espaciales de cada uno de ellos. En 2014 recibe el Premio Arte y Mecenazgo como reconocimiento a la excelencia de su obra, los logros en su trayectoria y la implicación en la construcción de su carrera.
En 2015 realiza en el Centro José Guerrero la exposición Variaciones de una línea, que revisa su obra de los años 60 a los 80 y la instalación Casa de oro. Además, participa en la exposición Nada temas, dice ella en el Museo Nacional de Escultura Barroca de Valladolid. En 2017 participa en la exposición colectiva Ayer y hoy, el laberinto del tiempo en la galería Marlborough de Madrid, y expone en la galería Passevite de Lisboa el proyecto sobre Pessoa Las rutas del desasosiego. Génesis es el título de la exposición en la galería Marlborough de Barcelona, una revisión de su obra desde los años 60 hasta 2017. En 2018 realiza en el Centro de Arte Tomás y Valiente de Fuenlabrada (CEART) la exposición Espacios de la mirada.