La investigación es fundamental para Nauman y está presente como parte de su proceso creativo, siendo una evidencia en obras concretas. En su trabajo se advierten influencias de la música contemporánea (John Cage), la danza moderna (Merce Cunningham) y la literatura (Samuel Beckett). Pero la Gestalt es la primera gran influencia destacada sobre su trabajo, que se deriva de su interés por la fenomenología y el conductismo y que aplica a su indagación de la conducta humana enfrentada a situaciones desagradables o angustiosas.
Otras referencias patentes en su trabajo se encuentran en el filósofo Ludwig Wittgenstein, por la crítica a la validez del lenguaje, su significado y su representación en obras como Violines/ Violencia (Violins / Violence, 1983); o el escritor Elías Canetti, por su estudio sobre la conducta de las masas en Presión corporal (Body Pressure, 1974); y también del escritor Samuel Beckett, por su desesperanzador destino del hombre, en su trabajo Maqueta para Habitación con mi alma afuera, habitación a la que le da igual (Model for Room with My Soul Left Out, Room That Does Not Care, 1984).
El arte de Nauman siempre ha desafiado la categorización. Acuarelas, letreros luminosos de neón, instalaciones de sonido, pasillos de vídeo: alterna constantemente entre estas y otras posibilidades, sin conformarse nunca con un estilo de firma. Pero debajo de esta gran variedad, los temas cruciales persisten, siendo la desaparición uno de esos impulsos recurrentes en sus cincuenta años de carrera.
Los diversos elementos que componen su trabajo, procedentes de espacios en apariencia tan dispares y herméticos como la filosofía, la prestidigitación o la coreografía, implican la adquisición o tentativa del control de la experiencia del espectador ante un evento, acción o situación. El artista propone acciones provocadoras de reacciones emocionales y físicas, e insinuaciones perceptivas psicológicas por parte del espectador, sustentado en muchos casos en la creación de cacofonías de imagen y sonido.
El público deviene sujeto participativo ante una obra que siempre está en proceso de suceder, como se puede apreciar en Para niños (Für Kinder, 2010) o en Tortura de payaso (Clown Torture, 1987). El espacio, su ocupación, la arquitectura, sus límites, la ingeniería, su violencia, potencian en el conjunto de su trayectoria su interés por poner la atención en los mecanismos perceptivos y psicológicos fundamentales. Como afirma Neal Benezra, director del San Francisco Museum of Modern Art, “integra con éxito nuestra conciencia con nuestras sensaciones. En sus obras hacemos aquello que vemos”, evidenciado el sometimiento del público ante los mensajes e imágenes impuestas.
Bruce Nauman rechaza la práctica fotográfica entendida como narración de imágenes a favor del registro documental, como en las obras presentes en la muestra, fechadas entre 1966-1967/1970, Autorretrato como fuente (Self-Portrait as a Fountain), Pies de arcilla (Feet of Clay) o Comiéndome mis palabras (Eating My Words). Aunque inicialmente filma películas, el vídeo pronto se convierte en uno de los medios fundamentales en toda su producción, ya sea como soporte –visible en obras como Carne a blanco a negro a carne (Flesh to White to Black to Flesh, 1968) o en Violín afinado en re-mi-la-re (Violin Tuned D E A D, 1969)– o como elemento clave en instalaciones arquitectónicas y esculturas sonoras.