Obrist comenzó en 1990 a reunir información sobre un tipo de arte poco común: el de los proyectos no realizados. “Unos caminos no recorridos que conducen a un filón de ideas artísticas: proyectos olvidados, proyectos directa o indirectamente censurados, proyectos incomprendidos, proyectos oprimidos, proyectos perdidos, proyectos irrealizables… Aunque ya no es posible preguntar a Calder sobre ello, pensé que podría ser interesante aplicar la metodología de lo irrealizado a la historia del arte. Esta exposición del Centro Botín nos brinda la fascinante oportunidad de hacerlo por primera vez”, asegura el comisario.
Ochenta piezas
Calder Stories, que cuenta con la colaboración de VIESGO, está integrada por unas 80 piezas procedentes en gran parte de la Calder Foundation, pero también cedidas por colecciones particulares y públicas. Además, el arquitecto y Premio Pritzker Renzo Piano, autor del Centro Botín, vuelve a colaborar con la Fundación realizando, en esta ocasión, el diseño expositivo de la muestra.
Algunas de las obras más conocidas de Calder fueron fruto de colaboraciones con importantes arquitectos, coreógrafos y compositores de su tiempo, unas historias que hasta la fecha no han sido prácticamente estudiadas. Proyectos que en su mayoría vieron la luz, aunque en ocasiones no llegaron a materializarse. Calder Stories se embarca en una exploración de lo que Calder dejó tras de sí, añadiendo nuevos matices y complejidades al conocimiento del artista, pilar fundamental del arte del siglo XX.
Entre los proyectos nunca realizados que pueden contemplarse se cuentan una serie de seis maquetas creadas en 1939 para acompañar la propuesta de Percival Goodman para la construcción de la Smithsonian Gallery of Art, en Washington D.C. También un conjunto de casi dos docenas de bronces de 1944, creados por sugerencia de Wallace K. Harrison para un edificio de estilo racionalista que debían haberse construido en hormigón con una altura de entre nueve y doce metros, aunque finalmente nunca se materializaron.
Artes escénicas
En el ámbito de las artes escénicas, también se presentan varios bocetos realizados entre los años treinta y cuarenta detallando unas complejas coreografías abstractas, así como propuestas para lo que Calder denominó objetos-ballet, incluyendo escenografías para la propuesta de un ballet con música por Harrison Kerr. La exposición incluye animaciones digitales de algunas de esas composiciones creadas expresamente para la ocasión.
Asimismo, en esta exposición se pueden ver importantes encargos realizados in situ por Calder para mecenas de todo el mundo. Entre ellos destaca Untitled (1954), una gran escultura móvil creada para la oficina de venta de billetes de Middle East Airlines en Beirut. También Escutcheon (1954), una escultura realizada al mismo tiempo que la anterior en un estudio improvisado en la capital libanesa, así como Guava, Franji Pani y Red Stalk, algunas de las esculturas creadas por Calder en 1955 durante un viaje a Ahmedabad, en la India. Unas obras estas últimas creadas a instancias de su anfitrión Gira Sarabhai, que ofreció al artista y a su esposa la posibilidad de viajar por el país a cambio de obras de arte. Todos estos encargos posicionan a Calder como el primer artista verdaderamente internacional, al realizar todas estas obras viajando incesantemente en una época en la que no era lo habitual.
Calder Stories sigue su proceso creativo durante estas y otras experiencias. Una visión holística de las intenciones del artista a través de bocetos y obras efímeras que brindan al espectador la oportunidad de contemplar piezas nunca antes vistas. Además se incluyen varios encargos fílmicos realizados a artistas contemporáneos e inspirados en Calder y/o en su obra, ampliando así el legado de colaboraciones con cineastas llevadas a cabo por el propio artista en su día.
Sobre Calder
Alexander Calder se valió de su genio innovador para cambiar profundamente el curso del arte moderno. Nacido en una familia de célebres artistas, aunque de formación más clásica, desarrolló un nuevo método escultórico: a base de doblar y retorcer alambre dibujaba figuras tridimensionales en el espacio. Se le reconoce la invención del móvil, cuyos abstractos elementos suspendidos en el aire se mueven y equilibran en cambiante armonía.
Acuñado por Duchamp en 1931, el término ‘móvil’ hace alusión a ‘movimiento’ y ‘motivo’ en francés. Algunos de esos primeros móviles eran accionados por un sistema de motores que Calder acabó abandonando tras desarrollar otros que reaccionaban a las corrientes de aire, la luz, la humedad o la interacción humana. También creó obras abstractas estacionarias, las mismas que el artista franco-alemán Jean Arp denominó stabiles.
En la década de los cincuenta, Calder comenzó a centrarse en los encargos internacionales, dedicándose, cada vez más, a realizar esculturas de grandes dimensiones a base de planchas de acero atornilladas. Entre esos grandes encargos destacan .125, para la New York Port Authority en el Aeropuerto John F. Kennedy (1957); Spirale, para la sede de la UNESCO, en París (1958); Teodelapio, para la ciudad de Spoleto, en Italia (1962); Trois disques, para la Expo de Montreal (1967); El Sol Rojo, para los Juegos Olímpicos de la Ciudad de México (1968); La Grande vitesse, primera obra de arte público financiada por el NEA (National Endowment for the Arts) e instalada en la ciudad de Grand Rapids, en Michigan (1969); y Flamingo, para la General Services Administration de Chicago (1973).
El artista falleció en 1976 en Nueva York a la edad de 78 años.