Esta colección, con sede en Nueva York, atesora más de 1.500 fotografías originales de algunos de los mejores fotógrafos del siglo XX y XXI, como Robert Adams, Walker Evans, Rineke Dijkstra, Man Ray, Berenice Abbott o Lee Friedlander, entre muchos otros.

A lo largo de la historia, los fotógrafos siempre han oscilado entre dos extremos: la ilusión mimética de la realidad y el realce de las cualidades estéticas de la imagen. Ya sean «líneas instantáneas” (según la expresión de Henri Cartier-Bresson), líneas racionales inspiradas en la corriente del New Topographics, o la diversidad de líneas curvas del cuerpo humano, en fotografía, la línea estructura y a veces reinventa lo real, hasta el punto de llegar a la abstracción.

El poder de la línea

A través de distintas confrontaciones visuales, esta muestra invita al espectador a experimentar el poder de la línea fotográfica a través de 120 fotografías. Producida por el Musée de l’Elysée de Lausana, y comisariada por Pauline Martin, conservadora, y Tatyana Franck, su directora, se divide en tres secciones.

En Líneas rectas se agrupan obras de autores que enfatizan las líneas de fuerza de la imagen, ya sean rígidas o espontáneas. En esta sección se encuentran las fachadas abigarradas y coloristas de Stéphane Couturier, los paisajes retrofuturistas de Hiroshi Sugimoto, los urbanismos solitarios de Lewis Balz o los campos desolados de Robert Adams.

En Líneas curvas se muestra cómo éstas definen los cuerpos masculinos y femeninos, fotografiados en su totalidad o en detalle, a través de las imágenes de naturalezas inquietantes de Edward Weston, la sensualidad de Bill Brandt y Robert Mapplethorpe, los retratos callejeros de André Kertész y Léon Levinstein o la modernidad de Berenice Abbott, entre otros.

Por último, Abstracciones abarca fotografías cuya referencia al mundo real desaparece revelando las líneas de abstracción de la imagen, ahí están las superficies rugosas de Aaron Siskind, los paisajes abstractos de Minor White, las luces y sombras de Ray K. Metzker o las formas sinuosas de Harry Callahan.

Sobre la colección

Todo empezó en los años 70, cuando Sondra Gilman descubrió el trabajo del fotógrafo francés Eugène Atget y compró sus tres primeras fotografías. Desde entonces, el matrimonio Gilman – González-Falla ha ido adquiriendo obra movido por un objetivo: “Lo que buscamos en una imagen es sencillo: debe emocionarnos”.

En 2014 donó 75 imágenes clásicas de la fotografía estadounidense del s XX al Whitney Museum de Nueva York. En 2018 su colección viajó a Europa por primera vez al Musée de l’Elysée de Lausana, y ahora, también por primera vez, lo hace a nuestro país.

La colección de Sondra Gilman y Celso González-Falla revela el placer de los coleccionistas que adquieren sus fotografías sobre todo por preferencia personal, manteniendo una relación cotidiana y privada con las imágenes.

Más allá de este vínculo privado, la exposición invita al visitante a realizar un viaje estético: las confrontaciones formales se liberan de su contexto cultural e histórico para permitir que el espectador experimente su propia relación personal y sensible con la imagen fotográfica.

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