La mayor parte del espacio expositivo está dedicado a mostrar las innovaciones que trajo la incorporación de la escuela graduada, en lugar de la escuela unitaria, al sistema de educación público. El relevo de la unitaria, constituida por una sola clase con un único maestro para todos los alumnos de todas las edades, por una graduada, con varias clases o grados y varios maestros al frente, fue el reto fundamental al que se tuvo que enfrentar la educación en España (y en la mayoría de países occidentales) durante el primer tercio del siglo XX para abordar su modernización.

Este cambio implicaba no solo un importante cambio de mentalidad en los métodos de trabajo, sino también nuevos espacios y nuevos materiales didácticos: desde nuevos espacios escolares (aulas separadas, bibliotecas, laboratorios, talleres o gimnasios) y sociales, (patios, salas de baño y duchas, servicios médicos, comedores e incluso piscinas), pasando por la incorporación de las aulas colaborativas con mobiliario que permitiese a los alumnos trabajar en grupo.

Recreo

Dentro de estos nuevos espacios escolares, el patio de recreo merece un apartado especial, ya que era un desconocido en España y gracias a que todos los grupos escolares que se construyeron en esa época contaban con uno e incluso con azoteas habilitadas para el esparcimiento de los niños, se introdujo el juego libre, así como las clases al aire libre dentro de la actividad escolar diaria.

Por último, dentro del apartado de la escuela graduada, se dedica una atención especial al ‘tiempo’: por un lado, en cuanto a la duración de la estancia en la escuela, por otro la clasificación de los estudiantes en grupos y, en tercer lugar, la incorporación, por primera vez, de horarios que establecían las actividades que se tenían que desarrollar dentro de las escuelas, que debían abrir sus puertas 12 horas diarias, incluidos sábados y domingos.

Todas estas innovaciones se fueron implantando con los gobiernos de Alfonso XIII y, especialmente, a partir de 1931, con la llegada del primer Gobierno republicano, que intensificó la construcción de edificios escolares, reformó y amplió muchos de los que ya existían, mejoró la formación del magisterio y apoyó las experiencias transformadoras y los proyectos educativos innovadores que habían iniciado muchos maestros y maestras en la década anterior.

Maestros

También rinde homenaje a los maestros que hicieron posible este cambio. En especial se centra en las historias de Sidonio Pintado, Justa Freire, Estrella Cortichs, Asunción Rincón y Eduardo Canto, que viajaron por Europa recopilando nuevas prácticas y proyectos educativos y accedieron a la dirección de centros escolares de Madrid con la idea de cambiar la educación en España, y que, finalmente, adoptaron distintas posiciones frente a la rebelión militar de julio de 1936.

Se rescatan así las historias de las decenas de grupos escolares formados en Madrid durante las primeras décadas del siglo XX a través de objetos, fotografías, audiovisuales y material didáctico, o reconstruyendo las practicas escolares y la vida cotidiana de sus protagonistas.

Madrid, ciudad educadora 1898/1938 ha sido organizada por la Oficina de Derechos Humanos y Memoria del Ayuntamiento de Madrid y por la Fundación Ángel Llorca. Está comisariada por la catedrática de Historia de la Educación María del Mar del Pozo y cuenta con la colaboración de más de 30 escuelas históricas madrileñas.

Evolución/revolución/involución

La exposición presenta la evolución de la escuela pública en Madrid desde finales del siglo XIX, en concreto desde la propagación de las ideas regeneracionistas en sus diversas tendencias hasta el final de la Guerra Civil. En el primer ámbito se narra el contexto histórico en el que surge el Regeneracionismo, su concepción de la escuela pública y sus diferentes modelos, para continuar con la influencia de la Institución Libre de Enseñanza, los proyectos de escolarización del extrarradio y  los planes educadores de la Segunda República.

En el segundo ámbito se presentan los primeros grupos escolares madrileños, las Escuelas Modelo y los Jardines de la Infancia, y su evolución; los edificios que albergaban la escuela graduada y sus servicios, incluyendo aulas, patios, comedores, talleres, gimnasios; los nuevos valores educativos y sus símbolos –laicismo frente a religión, nuevas formas de patriotismo–; las nuevas metodologías –Montessori, Decroly, plan Dalton–; los nuevos contenidos y la introducción de la educación física, gimnasia rítmica, música; las instituciones municipales de apoyo, es decir, bibliotecas, teatros, programas de radio y finalmente los maestros, sus protagonistas.

La última sala de la muestra está dedicada a explicar cómo todo este esfuerzo innovador y reformador de la educación que se había iniciado especialmente durante los primeros años de la Segunda República se veía truncado por la Guerra Civil. Un relato de lo que sucedió en Madrid, donde se tuvieron que habilitar residencias infantiles para atender a los niños que vagaban por las calles, narrado a través de la prensa de la época, fotografías, dibujos de los niños, testimonios de maestras y maestros e imágenes de la Filmoteca Nacional.