Ese mismo año, las imágenes de Lugares se mostraron al público por vez primera en la Galería Trinta de Santiago de Compostela –donde también se presentó el fotolibro– en una exposición que ahora se traslada a la sala principal de la Fundación Luis Seoane a través de un conjunto de 30 fotografías en color que reproducen esos lugares reales e imaginados a un tiempo, escenarios en los que quizá el artista nunca estuvo y que, como viene siendo habitual en su obra, transmiten una sensación de familiaridad y de déjà vu propia de un universo visual que hace referencia constante a las emociones a través de la construcción de un relato en el que lo representado posee carácter universal.
Así, las imágenes de una playa, las luces de la feria, el cielo, los puentes, una fuente, los árboles dispuestos a ambos lados de una carretera o las montañas trascienden el imaginario del artista para convertirse en la representación de nuestros propios recuerdos, una experiencia visual que nace de la habilidad de Caramés a la hora de conferir a su trabajo ese carácter melancólico, a veces triste y a veces onírico, intimista y sutil, atemporal y alejado de cualquier género fotográfico estandarizado, en el que lo esencial no es documentar o proporcionar información sobre un acontecimiento determinado, sino la capacidad para ir más allá del espacio de la imagen e invocar determinadas sensaciones en el espectador, situando de este modo su obra en la estrecha frontera que separa a veces la fotografía del cine o de la pintura.
La obra de Vari Caramés regresa a la Luis Seoane para conectar una vez más con el público de la ciudad que le vio desarrollarse como fotógrafo desde finales de los años setenta hasta el momento presente, una extensa trayectoria que le ha convertido en uno de los nombres fundamentales de la fotografía contemporánea en España.
Autodidacta. A la edad de nueve años se traslada a vivir desde su Ferrol natal a Coruña. A los quince, su padre, un artista amateur, le regala una cámara Voiglander totalmente manual para que fotografíe sus cuadros, dibujos y piezas de hierro forjado. Posteriormente utilizaría la fotografía como “chuleta” en sus estudios de Arquitectura Técnica, que no llegaría a finalizar. Vari Caramés nunca ha pretendido vivir de la fotografía, pero no puede vivir sin ella. Aprendió a conseguir efectos de los defectos y no le atraen las modas ni las tendencias. Utiliza el B/N y el color indistintamente. Su propósito es conseguir que algo cotidiano y ordinario resulte extraordinario. Busca evocar, sugerir y hacer soñar al espectador. Se considera un amante de lo intemporal y de lo indefinido. Es más intuitivo que intelectual y cree que el azar es más emocionante que la certeza. Opina que en el mundo de hoy falta poesía y que la tecnología no debería poderle a las emociones.Amante de lo intemporal