Inspirada en las versiones de Marius Petipa y Alexander Gorski, José Carlos Martínez centró aún más su coreografía en los personajes de Quiteria y Basilio, utilizando al cuerpo de baile para dar más dinamismo a la acción de este gran clásico intemporal con sabor español.
El Don Quijote de Petipa fue, junto con El Lago de los Cisnes, uno de los ballets más populares en Rusia, donde se creó en 1869. Esta obra, llena de color, rompía con el universo de las criaturas sobrenaturales o etéreas de los ballets clásicos del XIX para poner en escena a la gente del pueblo. El libreto se basa en un episodio del segundo volumen de El Quijote (capítulo XXI, “Donde se prosiguen las bodas de Camacho y otros gustosos sucesos…”) y la acción se centra en los amores tumultuosos de Quiteria y Basilio, dejando a un lado las propias aventuras de don Quijote y Sancho.
Martínez se basó en la coreografía original de Petipa, pero también en las diversas versiones que el bailarín y coreógrafo tuvo la ocasión de bailar (Nureyev, Baryshnikov, Gorski), pero sin olvidar la esencia de la danza española. Como él mismo ha explicado, “me parece muy importante que la producción de Don Quijote de una compañía española, aún siendo una versión del clásico ruso-francés, sea realmente respetuosa con nuestra cultura y nuestra tradición”. Para ello se contó con Mayte Chico para la realización de la coreografía de bolero y fandango y se dio un matiz más poético al personaje de don Quijote y a su búsqueda del amor perfecto encarnado por Dulcinea. Además se eliminaron las parodias originales.
Este ballet clásico en tres actos fue la primera coreografía de un ballet clásico completo que la CND ha incorporado en 25 años. Su éxito, desde el estreno en el Teatro de la Zarzuela de Madrid el 16 de diciembre de 2015, ha sido absoluto.
DON QUIJOTE. Un Ballet clásico en tres actos
Coreografía: José Carlos Martínez (inspirado en las versiones de Marius Petipa y Alexander Gorski)
Música: Ludwig Minkus
Escenografía: Raúl García Guerrero
Figurines: Carmen Granell
Diseño de iluminación: Nicolás Fischtel (A.A.I.)
Caracterización, maquillaje, concepto y realización de pelucas: Lou Valérie Dubuis
Coreografía adicional de bolero y fandango: Mayte Chico
Duración: 2 horas
Orquesta Sinfónica de Navarra. Director: Manuel Coves
Don Quijote de la Mancha, II-XIX
Basilio se enamoró de Quiteria desde sus tiernos y primeros años, y ella fue correspondiendo a su deseo con mil honestos favores, tanto, que se contaban por entretenimiento en el pueblo los amores de los dos niños Basilio y Quiteria.
Fue creciendo la edad, y acordó el padre de Quiteria de estorbar a Basilio la ordinaria entrada que en su casa tenía; y por quitarse de andar receloso y lleno de sospechas ordenó de casar a su hija con el rico Camacho, no pareciéndole ser bien casarla con Basilio, que no tenía tantos bienes de fortuna como de naturaleza, pues si va a decir las verdades sin invidia, él es el más ágil mancebo que conocemos, gran tirador de barra, luchador estremado y gran jugador de pelota; corre como un gamo, salta más que una cabra y birla a los bolos como por encantamento; canta como una calandria y toca una guitarra que la hace hablar, y, sobre todo, juega una espada como el más pintado.
-Por esa sola gracia –dijo a esta sazón don Quijote– merecía ese mancebo no sólo casarse con la hermosa Quiteria, sino con la mesma reina Ginebra, si fuera hoy viva, a pesar de Lanzarote y de todos aquellos que estorbarlo quisieran.
-¡A mi mujer con eso! –dijo Sancho Panza, que hasta entonces había ido callando y escuchando–, la cual no quiere sino que cada uno case con su igual, ateniéndose al refrán que dicen: Cada oveja con su pareja. Lo que yo quisiera es que ese buen Basilio, que ya me le voy aficionando, se casara con esa señora Quiteria; que buen siglo hayan y buen poso, iba a decir al revés, los que estorban que se casen los que bien se quieren.