En términos médicos, un escotoma es una mancha oscura que aparece en el campo visual y que suele estar producida por una lesión de retina. En esta serie de Baonza hay pedazos de oscuridad porque hay fondos negros, chaquetas negras, recuadros de contornos negros o círculos negros, hay oscuridades negras que son llamativas, pero hay, sobre todo, explosiones de color. Ese universo de formas y colores, de luz y energía que el pintor madrileño supo crear para, como ha escrito el novelista Domingo Villar, “escaparse del mundo deslucido que veía alrededor y adentrarse en otro que podía retorcer a su gusto”.
En ocasiones, los títulos recuerdan nombres de novelas (Ojos de agua, Papillón…). En otras son obras protagonizadas por maestros, pintores, arlequines, músicos… Cuenta Villar en el texto que ha escrito para la exposición que aquellos que se acerquen a ella encontrarán “la voz emocionada de Baonza, su mirada inquieta y su reflexión. En los collages, los rasgos más canallas del artista son una descarga de color; en los óleos, la pintura y las formas talladas en la madera se superponen y dejan ver el aura de los personajes, permitiendo que los sueños y los miedos formen parte de unos retratos en los que se complementan la melancolía y la esperanza”.
Un pintor muy literario
Carlos Beonza estudió Pedagogía y Psicología. Se inició en la actividad artística de forma autodidacta en relación directa con otros artistas. Aprendió las técnicas del grabado y la estampación en el taller del maestro Dimitri Papagueorguiu, con quien mantuvo una estrecha amistad hasta su fallecimiento.
Formó parte de un grupo de artistas y poetas en el entorno de José Hierro, Claudio Rodríguez, Luis Alberto de Cuenca, Manolo Romero… Durante esa época, en la que frecuentó lecturas y tertulias de arte y poesía, ilustró poemarios y realizó series de bestiarios con dibujos y linograbados. Además fundó y dirigió, junto a Jesús Muñoz, la revista Cuadernos de la Lechuza en la Asociación Cultural Hispano-Helénica.
Expuso por primera vez en 1979 en la Universidad de Comillas (Madrid). Desde entonces ha realizado numerosas muestras individuales y colectivas, performances e instalaciones en España, Austria, Alemania e Italia. En el año 2000 fundó, junto a Reiner Schiestl, Manuel Alcorlo y otros artistas y amigos, el grupo interdisciplinar Bezoar, con el que elaboró publicaciones y llevó a cabo diversas intervenciones lúdico-experimentales, plásticas y visuales.
Hasta el año 2015 compartió su tiempo entre la docencia y la actividad artística (a veces combinando ambas en talleres de arte temáticos) y desde entonces tiene plena dedicación al arte plástico-visual.