Hasta el 23 de febrero, Foto Colectania reúne en la exposición La movida. Crónica de una agitación la obra de cuatro fotógrafos cuya obra se vincula directamente a una de las épocas más singulares y espontáneas de la cultura contemporánea española. Alberto García-Alix, Ouka Leele, Pablo Pérez-Mínguez y Miguel Trillo formaron parte de todo aquello, pero lo excepcional es que cada uno lo vivió y fotografió con una energía irrepetible y aproximándose desde polos radicalmente diferentes.
La muestra, comisariada por Antoine de Beaupré, Pepe Font de Mora e Irene de Mendoza, presenta una multifacética mirada sobre este ‘movimiento’ en la que se pueden contemplar obras de todos los autores, joyas como las copias de época de García-Alix, los originales coloreados de Ouka Leele o los cibachromes de Pérez-Mínguez y Trillo. Además se incluye una selección de vinilos, fanzines y carteles, así como una proyección que complementa los universos de los fotógrafos con otros ámbitos como la música o el cine.
Las obras de la exposición pertenecen a los propios fotógrafos y a la Colección Adolfo Autric.
Los fotógrafos
Miguel Trillo. Próximo al epicentro de las actuaciones musicales y de la escena contracultural, retrata la libertad de la calle y la juventud del momento, agrupada en tribus según su manera de vestir y sus comportamientos. “Los grupos siempre hacían lo mismo sobre el escenario, siempre representaban el mismo papel, ya fuera en París, Roma, Londres o Madrid. Pero en el patio de butacas, en la arena de la plaza, el espectáculo era nuevo cada vez”.
Pablo Pérez-Mínguez. Pionero en España de distintos ámbitos fotográficos, su estudio fue uno de los centros neurálgicos de La Movida, donde pasaron y se fotografiaron todos sus protagonistas. Bajo el lema del “Todo vale”, el resultado es una impactante imaginería gamberra de los personajes más relevantes de la época.
Ouka Leele. Solo las insólitas circunstancias de aquella época desenvuelta pueden explicar la frescura y el riesgo de una jovencísima creadora que se atrevió a experimentar con un lenguaje propio. Sus fotografías oníricas y llenas de artificio, pintadas con acuarela, son el resultado, según la autora, de ideas que lentamente han cobrado forma en su imaginación.
Alberto García-Alix. Las fotografías de su primera época son testimonio de cómo se transformaba la calle y los personajes que la habitaban. Sus imágenes constituyen otra crónica del momento, que nos muestra a una generación que también fue arrasada por la droga y el sida. La frase Don´t follow me, I´m lost (No me sigas, estoy perdido), además de ser su primer tatuaje, refleja perfectamente lo que para el autor fueron aquellos años.