A través de impactantes imágenes de gran formato, la muestra acoge la mirada personal del artista sobre la capital irlandesa –el drama y el ritmo de la ciudad, su luz, su textura y sus habitantes– y la serie K, que engloba fotografías de figuras espectrales recogidas en la costa oeste irlandesa y en Extremadura.
Esta exposición muestra una selección de cada una de sus series, que vistas como un todo revelan sus dinámicas y sus inquietudes interconectadas. Incluye también la vídeo-obra Made In Dublin y algunas de sus copias tempranas hechas en el cuarto oscuro, así como obras más recientes fruto de su colaboración con otros artistas.
El recorrido expositivo comienza con las imágenes de la Trilogía de Dublín, formada por las series i, ON y End. En ella se observan las fotografías de los alrededores de su ciudad natal realizadas desde ángulos inesperados, revelando una visión original de la ciudad y sus habitantes. Como apunta el comisario de la muestra, Niall Sweeney, «estas series, con su uso estratégico del recorte y el encuadre, transmiten momentos de quietud y de energía frenética, de soledad y de comunidad que permiten al espectador experimentar el ritmo único del Dublín de Doyle».
Continúa la muestra con State Visit, en la que se pueden observar 36 imágenes de alcantarillas fotografiadas durante los días previos a la visita a Irlanda de la reina Isabel II en 2011. Las tapas están marcadas con pintura amarilla o blanca para indicar que han sido revisadas por las fuerzas de seguridad y para revelar cualquier otra manipulación.
Sigue el recorrido con la videoinstalación, una obra en nueve pantallas que cambian constantemente sobre una ciudad en movimiento, Dublín. Construida cinematográficamente como una serie de secuencias que se despliegan en paralelo mediante el movimiento de personas atrapadas en el tiempo y el espacio.
Con K, Eamonn se traslada al extremo occidental de Irlanda, y de ahí a través de las olas hasta Extremadura. Seguimos a una figura espectral envuelta en un manto a través de paisajes de otro mundo. Azotada por la gravedad, el viento y la luz, esa figura brota de la roca y de las aguas saladas; se convierte en líquido, polvo y gases; y entonces, de pie al borde del agua, el peso de ser terrenal se vuelve evidente. Entretejidos en esta meditación sobre el dolor y las fuerzas que nos atan están los fantasmas de los irlandeses atlantes, de las antiguas conexiones entre el pueblo marinero de Connemara y los de la península ibérica y el norte de África. A partir de una grabación de 1951 de un keen irlandés, una forma tradicional de canción de lamento para los muertos, el músico David Donohoe compuso una pieza que acompaña a toda esta obra.
Con las fotografías españolas de esta serie, Fundación MAPFRE continúa con su misión de apoyar a destacados fotógrafos en la realización de nuevos trabajos fotográficos en nuestro país.
Esta muestra, producida por la Fundación y presentada anteriormente en su sede y en la RHA Gallery de Dublín, se ha convertido en la mayor exposición de la obra de Doyle realizada hasta la fecha.
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Pintura, música y… FOTOGRAFÍA
Eamonn Doyle (Dublín, 1969) estudió pintura y posteriormente fotografía en la universidad y a continuación se dedicó a viajar con la idea de convertirse en un «fotógrafo del mundo». Al regresar a Irlanda convirtió un edificio que había albergado un negocio familiar en un complejo de estudios para artistas, cineastas y fotógrafos.
En 1994 dejó la cámara y lanzó el sello D1 Recordings, a través del cual empezó a producir un género único y muy influyente de música electrónica con base en Dublín. Doyle pasó los siguientes veinte años inmerso en el mundo de la música, publicando discos, haciendo colaboraciones, grabando, dirigiendo festivales y viajando por todo el mundo, esta vez con discos de vinilo bajo el brazo en lugar de una cámara.
Hacia 2011 empezó de nuevo a hacer fotografías en las calles de su barrio. Su permanente pasión por la música, por la literatura, en particular por Samuel Beckett, y por el flujo contemporáneo de movimientos culturales y cambios en las políticas sociales, parece confluir y manifestarse en las calles de Dublín a través de sus fotografías. «Para mí, la cámara se convierte en otra forma de seguir trabajando con un tipo de música diferente, concentrándome en su ritmo y en la vibración universal de la existencia cotidiana».
En la actualidad, Doyle sigue viviendo y trabajando en Dublín, en su casa de Parnell Street, en cuyo sótano sigue operativo el estudio de D1 Recordings.