A lo largo de su carrera, Sorolla realizó más de ocho mil dibujos (cinco mil de los cuales se conservan en su Museo), multitud de ensayos con los que aprende, explora y se prepara antes de enfrentarse al lienzo en blanco, o que realiza como puro entretenimiento o para guardar recuerdo de aquellos a quienes más quiere: su familia.
Todo ello nos habla de un dibujante prolífico, un dibujante sin descanso, cuyo trabajo está detrás de su capacidad para fijar la luz y el instante fugaz que podemos ver en sus grandes obras y que subyugaron ya al público de su tiempo como ahora al nuestro.
La selección, sin ser rigurosamente cronológica ni exhaustiva, permite percibir la evolución que experimenta el trazo del artista y muestra los aspectos que más le preocuparon en el ejercicio del arte. También pueden verse los distintos usos que el pintor le dio al dibujo, no sólo como medio gráfico y paso previo a modo de preparación y exploración para sus grandes lienzos, sino el uso del dibujo como fin en sí mismo, como puro entretenimiento y para guardar recuerdo de aquellos a quienes más quería: su familia.
Con esta muestra se quiere destacar esta faceta del pintor menos conocida, ya que solo en contadas exposiciones Sorolla envió dibujos a sus exposiciones y no solía colgarlos en su estudio para mostrarlos a sus clientes. Además, la fragilidad de los materiales de dibujo y la enorme sensibilidad del papel ante la luz hacen que su exposición sea tremendamente delicada y, por tanto, excepcional.
Cuatro secciones
La exposición tiene cuatro secciones bien diferenciadas. La primera, La línea del inicio recoge algunos dibujos realizados por un joven Sorolla al acabar sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Carlos. En Dibujo, familia, hogar los dibujos del pintor, que se exponen en las habitaciones privadas de la familia, plasman la vida cotidiana de su mujer y sus hijos. La tercera sección, denominada Grandes obras, grandes dibujos, muestra algunos de los dibujos preparatorios más espectaculares, que demuestran la gran cantidad de estudio y trabajo que realizaba antes de cada lienzo. Destaca, entre otros, dos dibujos de grandes dimensiones (más de dos metros de alto) que realizó para los retratos del rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia. La última de las secciones, La ciudad moderna, incluye multitud de obras de grandes ciudades que visitaba, como París, Londres o Nueva York y que testimonian el ambiente burgués de la época.
Entre las obras expuestas destacan, por su tamaño y calidad, tres dibujos cedidos por la Universidad Complutense de Madrid y que también se exhiben por primera vez.