Concebida en el centenario de su muerte para dar cuenta del mundo en transformación que fue forjando la polifacética personalidad del escritor y cómo sus obras y aportaciones públicas incidieron, a su vez, en una nueva manera de entender la realidad moderna, la muestra, comisariada por Germán Gullón y Marta Sanz Pastor, incluye cerca de un centenar de obras, entre manuscritos, libros impresos, esculturas, grabados y lienzos de diversas colecciones publicas y privadas españolas, procedentes de los fondos de la BNE y de las colecciones particulares del propio comisario y del bisnieto del escritor, Luis Verde Muntán.
Se enriquece, además, con la aportación de casi 70 piezas pertenecientes a los fondos documentales de la Casa-Museo Pérez Galdós, entre los que destacan los manuscritos de Marianela (1878), Gloria (1877), galeradas como las de El Caballero Encantado (1909) y objetos personales del escritor, como el gramófono que regaló a Teodosia Gandarias, la pandereta pintada con una marina por él mismo o su paleta de pintor.
«Yo quería mostrar todas las caras de Galdós y cómo llega a ser Galdós», explica Germán Gullón. «Una parte es su familia, otras son Canarias, Madrid, Santander, Giner de los Ríos, el mundo liberal español, su vida política, el Ateneo, la vida amorosa, el teatro… Todo eso se refleja en la muestra, esa es la esencia, la vida y la obra, pero, sobre todo el contexto que le hizo ser lo que fue: un genio. Él nació con talento, sabía escribir, pintar, música y tuvo la suerte de ir a un muy buen colegio, el de San Agustín, un colegio estupendo, algo nada común en una ciudad tan pequeña entonces, de tan solo 18.000 habitantes. Todo el mundo ve al escritor en blanco y negro, pero él veía en color y eso he pretendido mostrar. Poner a Galdós en color».
La exposición muestra los espacios íntimos, la luz de los exteriores, la naturaleza, las tertulias, los trabajos y las publicaciones galdosianas para ofrecer la oportunidad de familiarizarnos con su vida y obra; su infancia; sus amores; sus aficiones pictóricas; la estancia en Madrid; el magisterio de Giner; su experiencia como periodista; la influencia de Balzac, Dickens o Mesonero Romanos; su evolución como escritor; sus amistades; su perfil político; su papel como renovador del teatro español; el luto nacional tras su muerte; y el posterior silenciamiento de una figura magna de nuestras letras que vuelve a ser revisitada por escritores actuales muy relevantes.
La verdad humana, diseñada por Enrique Bonet, ocupa prácticamente todo el espacio del museo grancanario. El recorrido comienza en la biblioteca, situada en la segunda planta, cuyos contenidos están dedicados a su infancia; sus tanteos en el arte de narrar; su consagración como novelista y su relación con el arte. En la sala Fortunata y Jacinta aparece ya un escritor que evoluciona hacia estilos cada vez más personales y versátiles; con su papel como renovador del teatro español; su familia y sus amores; y con la gran despedida nacional que se le dispensó tras su muerte. El patio conecta con la actualidad y la impronta que Galdós ha dejado en la cultura a través de la exhibición de diferentes carteles de películas basadas en sus obras.
Al final de la exposición, el visitante puede disfrutar de las entrevistas filmadas por la cineasta Arantxa Aguirre a escritores como Almudena Grandes, Elvira Lindo, Manuel Longares, Antonio Muñoz Molina, Care Santos y Andrés Trapiello, que reflexionan sobre el impacto de la obra de Galdós en su propio quehacer literario, así como sobre aquellos textos galdosianos que más enriquecieron la experiencia de cada uno.
Tras su paso por Gran Canaria, la muestra, organizada por el Gobierno de Canarias, la Biblioteca Nacional de España, Acción Cultural Española y Cabildo de Gran Canaria, viajará en febrero de 2021 al tinerfeño Instituto Cabrera Pinto de La Laguna.
Ser humano real
La principal aportación de Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843 – Madrid, 1920) a la cultura española fue inventar una imagen moderna del ser humano que superaba la forjada a base de los arquetipos mentales y dualidades predominantes desde el Renacimiento: razón y corazón, mente y emociones, espíritu y cuerpo. El genial literato ofreció en sus obras un modelo de ser humano real, verdadero, en sintonía con su contemporaneidad, que a la vez no renunció a la herencia literaria del Siglo de Oro y muy especialmente a la de don Quijote de la Mancha, cuyo poder de imaginación podía doblegar las preocupaciones materiales. Pero sus quijotes decimonónicos ya no serán hidalgos, sino abogados, empleados, médicos, comerciantes, profesores, maestros y mujeres admirables.