Reflejando la superficialidad de los elementos de la cultura de masas, Salustiano dota de expresión y personalidad a sus personajes y los objetos que les acompañan. Pigmentos puros y una técnica depuradísima conviven con guiños desenfadados en un juego cuyas reglas espectador y autor interpretan bajo su propia perspectiva. La estática expresión de sus figuras evoluciona hasta adquirir un dinamismo que se conjuga con estos nuevos elementos que no son más que las fichas de este juego que él propone. En esta muestra se inspira en elementos de la cultura pop e incluso de la publicidad. Los cambios producidos por la irrupción de nuevos colores y motivos no dejan de ser pistas que hablan de una clara evolución en su pintura. El artista baña sus obras en melancolía y luces de neón pero en ellas no hay espacio para el dramatismo.

Salustiano. ‘Zahara con pistola de agua’. 2019. Óleo, pigmentos naturales y resina acrílica sobre lienzo. Cortesía de la Galería Lucía Mendoza.

Salustiano juega con temas que apuestan por romper una primera impresión clásica; alcanzando una presencia barroca de formas estáticas, pero a la vez dinámicas y efectistas. Salpicando las obras con guiños desenfadados pone el acento sobre lo sorprendente y lo anecdótico contextualizado en una atemporalidad sensible; provocándonos con personajes ambiguos siempre en el límite de lo transgresor. «La belleza que irradian estas obras –destaca Álvarez Careaga– viene a apartarnos del mundo y sus apremios, a buscar el placer sin el exceso, el alimento sin el hartazgo. […] No se queden tranquilos, la belleza es desgarradora, inquietante, arrebatada, triste, o no es. Nunca nos deja intactos. No estamos a salvo».