El recorrido de la muestra, dividida en seis secciones, trata de mostrar cómo todos estos aspectos –en los que la identidad y el concepto de «lo siniestro» se convierten en protagonistas– confluyen en la obra de este ecléctico artista que fue considerado, ante todo, un flâneur, un «paseante» en términos similares a los que lo fue Eugène Atget, a quien siempre consideró uno de sus maestros. También se pone de manifiesto la relación de su obra con las teorías del surrealismo, movimiento con el que entró en contacto durante su estancia en París en la década de 1930.
Aprendiz en el estudio de Man Ray e influido por su contemporáneo Brassaï, Brandt es considerado hoy uno de los fundadores de la fotografía moderna junto a Walker Evans o Cartier-Bresson. Sus imágenes, que exploran la sociedad, el paisaje y la literatura inglesa, resultan indispensables para entender la historia de la fotografía e incluso la vida británica de mediados del siglo XX.
Fotografías que en esta muestra se complementan con escritos, algunas de sus cámaras y distinta documentación, entre la que destaca una entrevista que ofreció al final de su vida a la BBC, así como publicaciones ilustradas de la época. Todo ello gracias a la colaboración del Bill Brandt Archive de Londres y de la Edwynn Houk Gallery de Nueva York.
La exposición, que junto con Paul Strand. Colecciones Fundación MAPFRE ha inaugurado KBr, su nuevo centro de fotografía en Barcelona, ha sido comisariada por Ramón Esparza, profesor de Comunicación Audiovisual en la Universidad del País Vasco.
Tras su paso por la Ciudad Condal viajará al Kunstfoyer Versicherungskammer Kulturstiftung de Múnich, a la Sala Recoletos de Fundación MAPFRE en Madrid y al FOAM de Ámsterdam.
Extrañeza y misterio
Nacido como Hermann Wilhelm Brandt en Hamburgo en 1904, en el seno de una rica familia de origen ruso, decidió, tras haber vivido en Viena y París, instalarse en Londres en 1934. En un entorno de creciente animadversión por lo alemán trató de borrar todo rastro de sus orígenes, llegando a afirmar que era natural de la isla británica.
Ese ocultamiento y la creación de una nueva personalidad envolvieron su vida de un aura de misterio y conflicto que se vieron reflejados directamente en su obra. Sus imágenes tratan de construir una visión del país que abraza como suyo, pero no del país real, sino de la idea del mismo que él se había forjado durante su infancia con lecturas y relatos de sus familiares.
Sus fotografías parecen encontrarse siempre en el límite, pues causan atracción y rechazo a la vez y, tal como señala Ramón Esparza, pueden verse en relación con lo unheimlich, término utilizado por Sigmund Freud en 1919 por primera vez. Lo unheimlich –que suele traducirse como «lo extraño», «lo siniestro», «aquello que produce inquietud» y que, en palabras de Eugenio Trías, «constituye condición y límite de lo bello»–, es uno de los rasgos característicos que encontramos a lo largo de toda su trayectoria.
Casi todas sus imágenes, tanto las de carácter más social de antes de la guerra como las de su posterior etapa más «artística», mantienen una fuerte carga poética y ese halo de extrañeza y de misterio tan característico en el que, al igual que en su vida, se mezclan siempre realidad y ficción.