A lo largo de su dilatada carrera, Muñoz recibió el reconocimiento de la crítica. Fue especialmente celebrada en el campo de las artes del tapiz y el arte textil, que tuvieron un gran desarrollo en los años sesenta y setenta del siglo pasado. A partir de una técnica derivada del macramé llevó el arte textil a una concepción escultórica que afecta el espacio y ofrece una experiencia sensorial. Revisitadas, sus obras muestran un refinamiento, un rigor vanguardista y una pertenencia expresiva que no sólo obliga a rescatarlas para la historia, sino que es susceptible de lecturas en clave de contemporaneidad.
El conjunto que ha ingresado en el museo contiene obras de principios de los sesenta, donde practica una pintura lineal con ecos de Torres-García sobre arpilleras rústicas. También se puede admirar la pieza Fuente de la vida, un delicado bordado de lanas sobre tejido de yute que la artista elaboró en 1966. Esta obra no forma parte de la donación y, para que pudiera permanecer en el Museo una vez finalizada la exposición, los Amigos del Museu Nacional promovieron una campaña de micromecenazgo para adquirirla.
Los collages textiles y sobre papel muestran el atrevimiento y la voluntad de la artista de dialogar con el pasado, entendido como un palimpsesto cultural. Esfera y plomos, de 1969, es un homenaje a Gaudí y sus maquetas funiculares. Ente social, de 1976, construida a partir de sus característicos anudados, es una obra de gran presencia, una fascinante escultura de grandes dimensiones suspendida en el aire que se proyecta en el espacio.
El conjunto se completa con una colección de dibujos en los que se encuentran esbozos y proyectos que ayudan a entender las piezas más grandes, junto con obras que descubren su calidad como dibujante.
– Guía temática sobre la intervención.