Tres coreografías con tres grandes compositores como protagonistas: Igor Stravisnky, Dmitri Shostakóvich y Karl Jenkins, interpretados por la Orquesta Titular del Teatro Real dirigida por el maestro Manuel Coves, con participación especial del pianista Luis Fernando Pérez para la coreografía Concerto DSCH.
Estrenada por los Ballet Rusos de Diághilev en París en 1928, Apollo fue la primera colaboración entre Balanchine y Stravisnky, obteniendo un inmediato reconocimiento internacional. La sintonía entre ambos artistas desemboca en una obra de narración sencilla, casi leve, pero con una gran armonía entre forma y música, constituyendo el mejor exponente del lenguaje neoclásico.
La historia se centra en la figura de Apolo, dios griego de la música, y su encuentro con tres musas a las que acompaña al Parnaso: Terpsícore, musa de la danza y el canto; Polimnia, musa del mimo; y Caliope, musa de la poesía. La función del día 20 contará con la participación de Sergio Bernal como bailarín invitado dando vida a Apolo.
Cuando Alexei Ratmanski estrenó Concerto DSCH con el New York City Ballet contó con Joaquín de Luz y Gonzalo García como bailarines principales. Este jueves, 19 de noviembre, en el Teatro Real, ambos volverán a compartir escenario para transmitir la emoción, energía y drama del Concierto para piano nº 2 de Shostakóvich a través del lenguaje de Ratmanski, que aúna en un discurso continuo los contrastes de la partitura, de la exaltación a la serenidad, de la vitalidad a la melancolía, de las notas marciales al intimismo casi poético.
Gonzalo García, bailarín principal invitado, interpretará también el rol de Apolo el día 21 en la función de las 21.00 h.
En White Darkness, última coreografía del programa, Nacho Duato empuja a reflexionar sobre el mundo de las drogas, sus consecuencias individuales y sociales, la destrucción y la oscuridad a la que conducen. La música de Karl Jenkins (Variaciones Adiemus, Cuarteto de cuerda nº 2), la escenografía de Jaffar Chalabbi y la iluminación de Joop Caboort acentúan el carácter desgarrador de una historia cuyo final conocemos, sufrimos, hacia el que caminamos, acompañando en esa senda sin escapatoria por el que transita la bailarina.
Consagrada casi desde su estreno, White Darkness es posiblemente una de las mejores creaciones del coreógrafo español.