Mayor y Femar mantienen un diálogo que reflexiona sobre lo cotidiano, el hallazgo, el entorno y lo pictórico a través de una veintena de piezas inéditas en las que se aventuran a explorar los espacios intermedios entre pintura, gráfica y assemblage. De un lado, Francisco Mayor propone reflexionar al respecto de un paisaje entendido desde la perspectiva del lugar habitado, desde lo local y lo íntimo. Sus obras acercan a una forma de pensar la ciudad atravesada por la cotidianidad, por el origen o la clase.
Por su parte, Sergio Femar hace una aproximación a la construcción del entorno, entendiendo que es el propio contexto el que aporta los materiales y los recursos para tal fin. Sus obras, en constante fricción con los límites de lo pictórico, son el resultado de la asimilación del lugar de trabajo, el fruto de una búsqueda por encontrar aquel elemento que es testigo de sí mismo. Femar compone e interviene materiales diversos encontrados en las urbes que transita como un ejercicio de arqueología que le permite capturar la dermis de la ciudad.
Con un lenguaje plástico rabiosamente contemporáneo, ambos artistas exploran los límites de la pintura y su relación con el espacio. Para ambos, la preocupación con el capitalismo saturado de productos desechables y la pérdida de la individualidad frente a una homogénea masa urbanística, les lleva a un ejercicio de metamorfosis en el que el color transforma el espacio y un objeto banal se convierte en arte y en filosofía.
Los dos se ven irremediablemente unidos por un arte reivindicativo, reflexivo y colorista con un gran énfasis en los materiales y con elementos propios del grafiti.