A lo largo de su prolongada carrera, que dedicó casi por completo a la cerámica, Artigas se concentró en eliminar los motivos decorativos para conseguir la máxima calidad y belleza en su depurado trabajo del esmalte. El material que caracteriza su práctica es el gres, un tipo de arcilla que empleó e investigó durante décadas. El gres se compone de arcilla, figulina, sílice y arenas cuarzosas, y es de carácter denso, impermeable y opaco. Vitrifica a temperatura muy alta y lentamente. El resultado final es una cerámica resistente, impermeable y refractaria.
En su estado natural, la arcilla de gres es gris, pero tras un proceso de cocción toma un color marrón claro o beige. El primer gres fue producido durante la era de la dinastía Song y llegó por primera vez a Europa, en concreto a Alemania, en el siglo XV. Más tarde, ya en el XVII, los ceramistas ingleses comenzaron a producir una forma de gres esmaltado con sal.
Como recordaba el historiador Pierre Courthion, la cerámica se consideraba en Europa un arte menor que no podía competir con las obras de Oriente. Ante la cerámica popular de China, Corea o Japón, la verdadera cerámica como práctica artística no aparece en el continente hasta el siglo XIX; en concreto en Francia, con Ernest Chaplet, quien descubre la importancia de las piezas de gres orientales, en particular de la japonesa, e indujo a Paul Gauguin a producir cerámica en 1886. A principios del siglo XX, también en Francia, destaca la obra de André Methey, ceramista que puso su arte al servicio de artistas como Matisse, Vlaminck o Derain.
Pero a pesar de esta reaparición en la Europa de principios de siglo, la cerámica se concibe aún como un arte secundario o dependiente, hasta que el pionero Artigas le proporciona, a partir de los años veinte, una conciencia artística pura.
Tras formarse inicialmente en el dibujo, a principios de los años veinte, Josep Llorens Artigas completa su aprendizaje de la cerámica en la Escuela Superior de Bellas Artes, donde coincide con Gargallo y Miró. En 1922 redacta sus tesis sobre las pastas cerámicas y los esmaltes azules del antiguo Egipto y se adentra en una investigación sobre los esmaltes de las cerámicas chinas de las dinastías Han y Song.
Impulsado por el espíritu noucentista, por el resurgimiento de la cerámica en Francia y por su exhaustivo estudio de la cerámica de la dinastía Song, Artigas se instaló en 1923 en París, donde permaneció hasta 1941 y donde se rodeó de artistas como Raoul Dufy, Pablo Gargallo, Pablo Picasso, Albert Marquet o Georges Braque que lo estimularon para alcanzar su propio estilo con un dominio perfecto de la disciplina. Allí trabajó asiduamente con Picasso y Dufy y expuso en espacios como la Galería Berheim – Jeune (en 1925 su primera exposición individual), el Salón de Otoño, Salón de los Artistas Decoradores y Salón de Tullerías.
Desde 1948 celebró varias exposiciones individuales de especial relevancia en la parisina Galerie Maeght, también en París. En paralelo expuso fuera de Francia, en la Brummer’s Gallery de Nueva York, y en Barcelona, a donde regresó en 1941.
Con Miró
En 1944 empezó su larguísima colaboración con su amigo Joan Miró. Desde 1951 vivió en El Racó, una masía en Gallifa, Barcelona, donde se hizo construir unos enormes hornos. En 1955 realizó junto a Miró dos muros en gres para los nuevos edificios de la Unesco en París.
Hasta su jubilación fue profesor de Cerámica en la Escuela Massana de Barcelona. Produjo importantes murales para el Guggenheim de Nueva York (1966), la Fundación Maeght (1968) y el Aeropuerto de Barcelona (1971). Sus últimas piezas se hornearon a principios de los años setenta.
Gracias a la trayectoria de Josep Llorens Artigas, a principios de los años treinta, museos como el MoMA de Nueva York o el Museu d’Art Modern de Barcelona adquirieron por primera vez piezas de cerámica contemporáneas.
La forma primitiva
«Yo recojo la forma primitiva: la que da el torno. Así, las formas de mis trabajos se emparentan con las de las cerámicas primitivas de todos los países y todas las civilizaciones, y de mí no tienen sino el haber salido de mis manos. Mi trabajo inventivo y personal está en los esmaltes y los colores: aquí sí que busco lo nuevo».
Josep Llorens Artigas, Libreta Fòrmules 1920-19 en Miralles, F. Llorens Artigas, Catálogo de obra. Ed. Polígrafa, Barcelona, 1992.