Su producción artística desde finales de la década de 1960 hasta mediados de la de 1980 es, por tanto, pionera en aunar la tecnología textil y la digital y también es singular por situarse en el margen de la institución artística, en espacios autogestionados y en diálogo con subculturas y contraculturas. El Museo Reina Sofía presenta Charlotte Johannesson. Llévame a otro mundo, la primera retrospectiva de la artista, en la que se incluyen textiles de su primera época tanto originales como reproducciones de obras desaparecidas, cinco de ellos realizados expresamente con motivo de esta muestra.
Además, la artista ha creado veinte nuevos textiles a partir de diseños digitales de la década de 1970, tejidos en un telar digital, cerrando así el ciclo de relaciones e influencias intrínsecas entre su obra textil y digital. Sus diseños gráficos se muestran en dos soportes, impresos sobre papel o mediante proyecciones digitales, lo que permite ver la deriva experimental de esas imágenes y su investigación con el color y la línea de la producción computerizada.
De formación autodidacta, Johannesson se mantuvo desde el inicio de su trayectoria al margen del circuito de galerías y del mercado. Junto con su marido, el también artista Sture Johannesson, abrió en 1966 en Malmö la galería y taller psicodélico Cannabis, espacio de encuentro de la escena contracultural sueca de la que formó parte durante esa década y la siguiente.
Su trabajo con el telar vertical se vio influido tanto por la obra de la noruega Hanna Ryggen, de carácter folclórico con un fuerte contenido político, como por las protestas sociales y políticas de la década de 1970. En sus tapices, Johannesson cuestiona el canon artístico dominante mediante un material y una técnica tradicionalmente asociados al mundo femenino y a lo artesanal, y con el uso de imágenes procedentes de tebeos y medios de comunicación, a los que da un giro satírico y convierte en medio de denuncia social, como en Attack [Ataque, 1977] o I’m No Angel [No soy un ángel, 1974].
El telar por Apple
En 1978 cambió su telar por un Apple II Plus, uno de los primeros ordenadores personales. Junto con Sture ya habían entrado en contacto con los fundadores de Apple en California y cuando aparecieron las primeras computadoras con pantalla crearon en Malmö el Digitalteatern [Teatro digital], plataforma de experimentación técnica y visual activa entre 1981 y 1985. Mientras Sture se centraba en la parte técnica, Charlotte se encargaba de la formación de imágenes. La falta de un software específico para crear imágenes digitales contribuyó a que Charlotte se formara, nuevamente de manera autodidacta, en la programación.
Entre sus gráficas digitales destacan las series Faces of the 1980s [Caras de los ochenta], retratos de personajes populares como Boy George, Bjorn Borg, Ronald Reagan o David Bowie; Me and my computer [Yo y mi ordenador, 1981-1986]; y Human med satellit [Humano con satélite, 1981-1985], en las que combina imágenes del hiperespacio, autorretratos, figuras mitológicas o referencias tecnológicas.