Su cuidado en la elección del repertorio, su flexibilidad vocal, su dominio de la técnica y el color de la voz han convertido a Beczala en el gran deseado por los teatros más importantes del mundo, por los que transita con inusual sencillez y trato cálido.
Para su cita en Madrid ha contado en el programa con una importante presencia de compositores procedentes de su país de origen. Autores menos conocidos por el gran público como Stanislaw Moniuszko, padre de la ópera polaca; Władysław Żeleński, el gran representante del neorromanticismo en su país, o el laureado Feliks Nowowiejski, por citar algunos.
No faltarán, sin embargo, arias de óperas como Turandot, de Puccini, o Cavalleria rusticana, de Pietro Mascagni, y Andrea Chenier, de Umberto Giordano, autores con los que el tenor se adentra en el territorio verista en el camino de evolución natural de su voz, sin perder el dominio y el brillo de su amplio registro, pero dotándola ahora de mayor expresividad dramática, como muestra el disco grabado el pasado año en el que hace ya suyos los roles que han de venir.
El maestro Łucasz Borowicz, uno de los más versátiles de su generación, ha sido director principal de la Orquesta Sinfónica de la Radio Polaca entre 2007 y 2015, conjunto con el que debutó como director de ópera con Don Giovanni, y es director invitado principal de la Poznań Philharmonic desde 2006.