La selección presentada sintetiza lo mejor de esta parte de la colección, unida en esta muestra por su aspiración común por pintar la luz, en sentido literal o metafórico, desde el realismo iniciado por Martí Alsina a mediados del XIX, hasta la vanguardia, donde la modernidad aparece como un destello en las tinieblas del contexto histórico de las décadas centrales del XX, pasando por las experiencias en torno al color de los artistas del fin de siglo o el noucentisme de luces mediterráneas en los albores de la nueva centuria, en artistas como Fortuny, Meifrèn, Casas, Rusiñol, Canals, Anglada-Camarasa, Mir, Sunyer, Togores, Clarà, Tàpies, Cuixart, Ponç, entre otros.
Del extenso fondo de Carmen Thyssen, formado hoy por casi 500 obras, algunas, de autores como Anglada-Camarasa, Canals, Casas o Fortuny, pueden verse habitualmente en las salas de la colección permanente del museo malagueño. Sus obras catalanas también han sido protagonistas de varias exposiciones temporales en distintos puntos de España y aguardan su instalación definitiva en el próximo Museo Carmen Thyssen de Sant Feliu de Guíxols (Gerona), en 2023.
La directora artística del Museo y comisaria de la exposición, Lourdes Moreno, destaca que ésta “nos permite reflexionar sobre el quehacer de Carmen Thyssen como coleccionista y la importancia de su labor en la recuperación de la pintura española que, por vez primera, teniendo en cuenta la colección permanente del MCTM y esta exposición temporal, se expone al público en su conjunto, mostrando toda su riqueza creativa, su coherencia y evolución desde mediados del siglo XIX hasta la segunda mitad del XX, integrándose así en el extenso conjunto de pintura española que se exhibe en sus tres plantas, invitando a recorrer el Museo en su totalidad”.
En su décimo aniversario, el Museo Carmen Thyssen Málaga ocupa, pues, todas sus salas con la colección española de la baronesa, gracias a esta muestra temporal que recoge el testigo de las principales presentaciones públicas del fondo catalán de la colección Carmen Thyssen, como las realizadas en el MNAC y en el Museo Thyssen-Bornemisza en 2003 y 2004, respectivamente.
Heterogénea en lenguajes
La exposición se divide en tres secciones que guían al visitante en su recorrido por una muestra heterogénea en lenguajes artísticos. En la primera, Destellos de modernidad, que parte del realismo de mediados del siglo XIX y llega hasta los albores del XX, se recogen los primeros tanteos de renovación, hacia las luces impresionistas y modernistas. Destacan en ella obras como Puerto de Barcelona de Eliseu Meifrèn, un lienzo de más de tres metros que el artista presentó a la Exposición Universal de París de 1889; Niñas a la luz de un farol, de Lluís Graner, imagen promocional de la exposición; Interior al aire libre de Ramón Casas y La cruz de término de Santiago Rusiñol. Ambas obras son del año 1892 y sintetizan lo mejor del arte innovador de sus autores en el panorama del modernismo catalán, al que se suman el sobrecogedor Abismo pintado por Joaquim Mir en Mallorca en 1901 y anunciador del nuevo arte del siglo XX.
En cuanto a la segunda sección, Esplendor mediterráneo, brilla en ella el noucentisme, en Mediterráneo de Sunyer (c. 1910-1911), un clasicismo de vanguardia que inaugura un siglo extraordinario para el arte catalán y una pléyade de lenguajes personales de distinto signo, desde Rafael Durancamps a Olga Sacharoff, una artista rusa instalada en Barcelona de forma permanente desde 1940. Mientras que en el capítulo final de la muestra, Luces entre tinieblas, situado cronológicamente en los años cincuenta, despunta un lenguaje surrealizante y la abstracción, en manos de Tàpies, Cuixart o Ràfols-Casamada, con obras muy sugerentes y relevantes dentro de la colección, como Marrón negruzco de Tàpies o Marea baja de Ràfols-Casamada.