La muestra, comisariada por Sofía Barrón y Eduardo Alcalde, se centra en la temática que vertebró una parte significativa de su producción: el paisaje. Los tres pertenecen al grupo diverso y heterogéneo que en la actualidad se conoce como «renovadores del paisaje de mitad del siglo XX». Pintores a caballo entre herencia y transformación, en su propuesta plástica se puede rastrear la deuda contraída con la pintura valenciana del entresiglos XIX-XX, de la misma forma que la vinculación de su paisaje con axiomas esgrimidos por las vanguardias europeas históricas.
La exposición pone de manifiesto la personalidad de cada pintor: tres artistas con rúbricas paisajísticas muy distintas, pero con anhelo de modernidad común. Porcar, formado entre Valencia y Barcelona, se sumó en un principio al primer «clasicismo mediterráneo» adoptado por el noucentisme. Tras la Guerra de España se convirtió en un paisajista casi absoluto. En su obra no hay asuntos, solo existe paisaje en sí mismo. Se alejó de la interpretación del mar como medio de subsistencia del pescador, entretenimiento de la población y destino del veraneante burgués, y se acercó al puerto, a la dársena solitaria sin actividad pesquera. Tampoco entendió la tierra como una extensión del arduo trabajo del campesino. Dedicó sus telas a la tierra montañosa, los pasos a nivel y a los caminos que se pierden en la lejanía.
Genaro Lahuerta y Francisco Lozano procuraron la ruptura con parte de los estereotipos pictóricos del momento, aproximándose conceptualmente a los postulados telúricos noventayochistas esgrimidos por Azorín. En la plástica se decantaron por propuestas del cambio de siglo XIX y XX enraizadas en Pinazo o Muñoz Degraín, que aunaron a un lenguaje fauve, cezanniano, protocubista y expresionista, aunque con una manera muy distinta de enfrentarse al lienzo. Mientras Lahuerta estructura estratos de terreno árido y construye volúmenes a través de zonas cromáticas, Lozano prefirió dar protagonismo a la arena de la duna mediterránea salpicada de colorida vegetación.
La selección de obras expuestas, datadas entre 1945 y 1989, procede de la colección de la Fundación Bancaja, a las que se suman piezas de otras colecciones públicas y privadas como la del Museu de Belles Arts de Castelló, Fundació Caixa Castelló, Museu d’Art Contemporani Vicente Aguilera Cerní o Fundación Juan José Castellano Comenge, entre otras. El recorrido incluye la proyección de un audiovisual con imágenes y testimonios de los artistas.