La muestra incluye diverso material de archivo (fotografías, catálogos, folletos e invitaciones de exposiciones, correspondencia, etc.) para ilustrar el cambio de paradigma estético e ideológico que se vivió en España en aquel contexto y el activo papel que desempeñó en él este espacio madrileño, escenario de las disputas entre los diferentes discursos sobre el papel del arte en la sociedad.
Durante el franquismo, la Galería Mordó (1964 – 1994) representó a algunos de los artistas más reconocidos de la época –como los que pertenecieron al grupo El Paso– y ya en la transición se convirtió en un espacio abierto a propuestas contrahegemónicas, como ejemplifican la presencia del grupo ZAJ y el Equipo Crónica. Su línea abiertamente antifranquista supuso, en ocasiones, un conflicto para la galería, que incluso sufrió atentados a lo largo de la década de 1970, el primero en la inauguración de una exposición de Antonio Saura en 1979.
Ese mismo año, Juan Manuel Bonet, Ángel González y Francisco Rivas declararon obsoleto el arte político en la exposición 1980. Esta colectiva reflejó la voluntad de superar el arte político en pro de un arte sensualista y complaciente con la propia disciplina. En ella se incluyó a representantes de la nueva abstracción, como Miguel Ángel Campano y Pancho Ortuño, y de la nueva figuración madrileña, entre ellos Chema Cobo y Guillermo Pérez Villalta.
La internacionalización del arte español es otro de los ejes temáticos de la muestra, pues comisarios, críticos y galeristas trataron de redefinir durante esta etapa la idea del arte español en el exterior. Estos propósitos se evidencian a través de diferentes encuentros internacionales –la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (FIAC) de París– o exposiciones en el extranjero, como Contemporary Spanish Art (1984) en el Chase Manhattan Bank de Nueva York. En este sentido, Mordó fue una de las principales figuras dedicadas a promocionar el arte español más allá de nuestras fronteras, con artistas como Darío Villalba, Manuel Millares o Carmen Laffón. También mostró la obra de exiliados como Eduardo Arroyo.
El tercer y último eje de la muestra –realizada por alumnos del máster universitario en Historia del Arte Contemporáneo y Cultura Visual, organizado por la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad Complutense de Madrid y el propio Museo– aborda el mercado del arte como una de las principales vías de actualización del arte español tras el estancamiento estético sufrido durante el franquismo.