La cala encantada es una de las obras más relevantes de Joaquim Mir y una de las pinturas más representativas del lenguaje artístico moderno y personal que desarrolló en Mallorca. En 1902, mientras se estaba construyendo el Grand Hôtel, ahora sede de CaixaForum Palma, Mir y Santiago Rusiñol recibieron el encargo de pintar siete paneles para el salón comedor. El proyecto de Mir se concretó en tres pinturas de gran formato de las costas mallorquinas: Puesta de sol, La cala Sant Vicenç y La cala encantada. Esta última permaneció en el edificio hasta 1941, año en que el hotel cerró definitivamente. Ahora, la obra se muestra nuevamente en su antiguo ‘hogar’ (habitualmente se encuentra en la Sala de Autoridades del Aeropuerto de Palma).
Joaquim Mir se formó con Lluís Graner y en la Escuela de Llotja de Barcelona y desde 1893 se integró en la llamada Colla del Safrà (Grupo de Azafrán). Por su parte, Anglada-Camarasa, dos años mayor, se formó con Modest Urgell y Tomás Moragas en estancias en Vilanova i la Geltrú y Arbúcies. En 1894 partió hacia París, donde inició una estancia de gran éxito que perduró hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial. Con todo, Anglada-Camarasa también realizó varias estancias en Barcelona, ciudad donde es probable que ambos pintores coincidieran, especialmente en alguno de los cenáculos del modernismo como la Sala Parés o Els Quatre Gats.
Mir marchó hacia Mallorca a finales de 1900. Esa estancia, que duró cuatro años, transformó su manera de entender la pintura de paisaje. Anglada-Camarasa, por su parte, llegó a la isla en torno a 1909, pero no se instaló definitivamente hasta 1914.
Surgida bajo el paraguas del posimpresionismo, la obra de Anglada-Camarasa despuntó a partir de 1900 por las escenas de vida nocturna parisina, la calle, los locales de ocio y los interiores con luz eléctrica. Poco después, fruto de sus viajes por la península, se añadieron imágenes del tipismo valenciano y gitano como los grandes óleos Valencia y El tango de la corona. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial se refugió en Port de Pollença y desde Mallorca desarrolló una nueva vertiente creativa, de paisajes líricos y colores brillantes, como Atardecer en la bahía de Pollença, Después de la tormenta y, en especial, Tormenta en la playa.