Picasso inició su formación académica y asumió su condición de artista en la ciudad gallega, donde vivió entre octubre de 1891 y abril de 1895. Fueron unos años intensos durante los cuales conoció el amor, padeció la muerte de su querida hermana Concepción, inició su formación académica, recibió la influencia de artistas gallegos contemporáneos, tuvo su primer mecenas (Ramón Pérez Costales), creó sus primeras obras destacadas y protagonizó su primera exposición. Todo esto sucedió en A Coruña.
En esta exposición se ponen de manifiesto las deudas que el prolífico creador tiene con aquel período que jamás olvidaría, tal vez la única etapa formativa en la que se sintió feliz, fortalecido por un sentimiento de libertad y confianza en sí mismo. Ronald Penrose afirmó que en A Coruña Picasso «ya había triunfado en relación a su padre y a los catorce años estaba seguro de sus facultades y de su criterio». En los años que vivió allí fue descubriendo la ciudad experimentando a través del dibujo: captó las calles, los monumentos, las playas, los montes y los personajes que supusieron el origen del futuro artista que acabaría por definir el siglo estético más convulso.
Él mismo consideraba que su infancia y primera adolescencia habían sido cruciales para llegar a ser lo que fue. Estos años fueron exhaustivamente estudiados en la muestra El primer Picasso. A Coruña 2015, en la que se daba a conocer, desde una mirada diacrónica, toda su producción coruñesa. Ahora, Picasso, blanco en el recuerdo azul analiza el carácter iniciático de sus fundamentos estéticos en aquel período y cómo estos trascendieron en su posterior carrera.
Obras destacadas
En la exposición pueden verse, entre otras obras, Estudio para la cabeza de caballo, un dibujo preparatorio del Guernica, o el primer retrato en lienzo de su carrera, protagonizado por su hermana Dolores. Además se expone por primera vez L’Aumone, un dibujo realizado en 1898 sobre la prostitución y también ejemplos de su faceta paisajista, poco transitada por el artista pero sí presente en su etapa coruñesa. También se pueden ver dos piezas de la serie en la que reinterpretó Las meninas.
El bodegón cubista Instrumentes de musique et compotier sur une table, en el que aparecen elementos ligados a su infancia, como la guitarra, el grajo o una gaita, son otra de las revelaciones de esta muestra junto con Maya à la poupée, una obra maestra que tiene su origen temático en A Coruña.
Esta muestra ha sido promovida por la Xunta de Galicia e incluye obras de 35 prestadores internacionales y nacionales. Su título está extraído de uno de sus poemas, cuyos versos aluden a los colores azul y blanco, que evocan una marcada identidad coruñesa desde mediados del siglo XIX y que el propio Picasso llegó a identificar con la ciudad en la que vivió y se formó como artista.
Germen identitario
Comisariada por Antón Castro, Malén Gual y Rubén Ventureira, la exposición se estructura en 10 capítulos temáticos en los que se reflexiona sobre los aspectos que distinguieron la obra del artista como el gran pintor del siglo XX y cuáles de ellas nacieron de su aprendizaje gallego. Se analizan así desde los temas, las variables iconográficas, los conceptos o la dimensión de muchas de sus ideas y experiencias con el lenguaje visual. Para cada uno de estos capítulos se ha elegido, por lo menos, una pieza que se relaciona con una u otras de su período de formación en Galicia.