Su comisario y jefe del Departamento de Pintura Italiana y Francesa hasta 1800 en el Prado, David García Cueto, propone una revisión íntegra de la contribución de Reni al arte de su tiempo, desde las más recientes aportaciones historiográficas y prestando especial atención a su vínculo con España, que se manifestó en el coleccionismo de sus obras por parte de la corona y la más alta aristocracia, y en la influencia de sus exitosos modelos iconográficos en algunos artistas fundamentales del Siglo de Oro.
Los 11 ámbitos de la muestra -expuestos en las salas A y B del edificio Jerónimos- se muestran con un lenguaje sencillo pero monumental y en ellos se puede admirar, en palabras del comisario, «el mayor núcleo de obras de este creador nunca expuesto en un contexto de exposición temporal», quien también destaca que «se inserta en una cadena de exposiciones dedicadas al artista que pretenden reivindicar la valía de su legado y presentar el visitante del siglo XXI a un creador cuya estética sigue siendo objeto de deleite».
Así se puede contemplar por primera vez la obra Hipómenes y Atalanta conservada en el Prado junto a la versión de Capodimonte; San Sebastián, tal y como lo concibió el artista, despojado del gran repinte que ampliaba el paño de pureza que cubría su cuerpo; La predicación de San Juan Bautista, perteneciente a las Madres Agustinas de Salamanca, recién incorporada al catálogo del artista, o la inédita Baco y Ariadna, de una colección particular suiza.
Los visitantes también tienen la oportunidad de contemplar importantes realizaciones poco vistas fuera de sus localizaciones habituales, como el imponente Triunfo de Job, procedente de la catedral de Nôtre-Dame de París, junto a otras más renombradas, como la Inmaculada Concepción del Metropolitan Museum of Art de Nueva York; la Cleopatra de The Royal Collection de Londres, Dibujo y color del Musée du Louvre; o Salomé con la cabeza de San Juan Bautista y Magdalena penitente de las las Gallerie Nazionale d’Arte Antica di Roma (Palacios Barberini y Corsini).
Esta amplia representación de la obra de Reni será expuesta en estrecho diálogo con una selección de pinturas y esculturas de otros autores que pretende poner de manifiesto las influencias principales que el maestro recibió en la forja de su personalidad y las que ejerció en otros creadores de su tiempo. Asimismo, una notable selección de dibujos de Reni permite valorar la riqueza y belleza de su proceso creativo.
Esta iniciativa expositiva también pone de manifiesto la renovada vivacidad de los estudios sobre este gran pintor del siglo XVII, cuya fama e influencia se extendió no solo por la Italia de aquel siglo sino también por diversas zonas de Europa –incluida la Península Ibérica–, ofreciendo sus creaciones un canon estético que fascinó a varias generaciones sucesivas de artistas. Las recientes aportaciones historiográficas han permitido arrojar nueva luz sobre Reni: un mejor conocimiento de su biografía para abordar la relectura científica de su personalidad a través de los diversos contextos en los que transcurrió su vida.
Además, los días 15 y 16 de junio se celebrará el congreso internacional Guido Reni: nuevas investigaciones, dedicado a la memoria del profesor Charles Dempsey (1937-2022), autor de estudios fundamentales sobre la escuela boloñesa de pintura, que permitirá a los especialistas en este autor y a los jóvenes investigadores de su figura a presentar las últimas novedades y descubrimientos realizados sobre el gran maestro boloñés.
Esta ambiciosa exposición, que cuenta con la colaboración del Städel Museum, ha sido patrocinada por la Fundación BBVA.
El regreso de Il divino
En su día, Reni fue uno de los pintores más exitosos de Europa, codiciado por los patrocinadores más importantes. Apenas apreciado en el siglo XIX y luego relegado a un segundo plano por el interés despertado por su rival temporal Caravaggio, ya no ocupa el lugar que merece en el conocimiento público. Recibió el epíteto «Il divino», referido a su fama como artista estrella consciente de sus habilidades. Pero también remite a sus temas: es el pintor de lo divino por excelencia. Tuvo un profundo efecto en la iconografía religiosa del arte europeo y, como nadie antes o después, dio forma visual a la belleza de lo divino, ya sea el reino cristiano de los cielos o el mundo de los dioses antiguos. El enorme impacto de su arte se refleja en las innumerables variaciones de sus representaciones de las cabezas de Cristo y María, con sus rostros vueltos hacia arriba y la mirada hacia el cielo, cuyas reproducciones todavía circulan ampliamente hoy en día como extractos de imágenes en los libros de oración católicos. De hecho, esta historia de recepción imitativa sin paralelo solo sirvió para empañar la imagen de Reni, oscureciendo las cualidades reales y otros aspectos fascinantes de su arte.