La dedicación de Biarnés al ámbito de la moda fue una tarea intensa que comenzó en Barcelona y consolidó en Madrid, desde final de los años cincuenta hasta los primeros setenta, y que resume toda una época que capta sin afectaciones ni esteticismos. Cuando se introdujo en el mundo del glamur ya hacía tiempo que trabajaba como fotoperiodista, de hecho fue la primera mujer que se dedicaba a esta profesión en España, y también sería pionera en la fotografía de moda.
La fotógrafa abordó la moda con la misma proximidad y sinceridad que el resto de temas que documentaba y esta es una de sus principales aportaciones. En este ámbito, tan dado a la fantasía y la sofisticación, ella situó las modelos en la calle, con naturalidad, sin buscar escenarios fastuosos o extravagantes, ni tampoco evasiones estéticas, y captó como nadie en cada imagen la esencia de su tiempo.
Comisariada por Josep Casamartina, la exposición comienza con una selección de trajes de modistos con los que Biarnés colaboró o hizo reportajes en algún momento, como Asunción Bastida, Carmen Mir, Elio Berhanyer, Paco Rabanne, Mary Quant o Antonio Nieto, del que se expone el traje de novia que creó para la fotógrafa catalana y el de Karina para el Festival de Eurovisión de 1971. Junto a estos se incluye también un traje op art de Renoma, una boutique francesa que tuvo sucursal en Barcelona, y de la que Joana y su marido, el también fotoperiodista Jean Michel Bamberger, llegaron a ser socios.
El recorrido termina en Baleares, con la irrupción de la moda ad lib, influida por el movimiento hippy, que en el fondo marcaría el final de una época y el inicio de otra de la que Joana Biarnés tampoco sería ajena, ya que acabaría dejando su profesión para instalarse en Ibiza y abrir un restaurante.
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Del clasicismo al prêt-à-porter
Además de sus reportajes de actualidad, deportes y sociedad, Biarnés pudo continuar con profundidad su dedicación al mundo de la moda a partir del suplemento semanal del diario Pueblo. Para ello contó con la colaboración destacada de la periodista Rosana Ferrero. Joana se ocupaba del estilismo, de elegir las modelos y las temáticas de muchos de sus reportajes y editoriales, y consiguió a menudo marcar tendencia. De esta forma se convirtió en la cronista regular y sistemática de la evolución radical que se produjo en la indumentaria en eseos años, del clasicismo de la alta costura a la informalidad del prêt-à-porter.