Entro al escenario y encuentro a Ballesteros trabajando en el montaje de la escenografía junto a parte del elenco y algunos técnicos. Pegan suelos con cinta adhesiva, colocan partes de lo que será una piscina, despliegan telas blancas que colgarán de los bastidores. ¡Cuánto trabajo lleva levantar una representación y qué hermoso ver tanta implicación para hacerla posible! «Chicas, me escapo media hora», dice Javier. Juntos vamos a un parque que está al lado del teatro, donde, entre gritos y risas de niños que juegan, tendremos la suerte de conversar sobre esta obra que tantas alegrías y experiencias le ha dado a él y al resto de la compañía Mujer en Obras.
– ¿Qué es Cucaracha con paisaje de fondo?
El antetítulo que le pusimos fue teatro de la crueldad. Es una comedia en verso donde los personajes se tratan muy mal y, dentro de lo crueles que son con ellas mismas, hay mucho humor. El humor sale de ahí, de lo hijas de puta que podemos llegar a ser.
– ¿De dónde viene la obra y cómo ha llegado hasta aquí?
Soy muy fan de Milan Kundera y mi padre me descubrió su libro La despedida (que es una maravilla). Cuando en la compañía estábamos buscando una excusa de ficción para una obra pensé en esa novela, que transcurre en un balneario para mujeres estériles, y todo este marco y la trama me pareció un muy buen punto de partida. Con esto nos encerramos 10 días en casa de una de las actrices, en un pueblo de Ávila, con su piscina, donde recreamos el balneario, y todo lo que salió de ahí me sirvió para, más tarde, volver a encerrarme para escribir el texto. Esto fue en el verano de 2018. Luego empezamos a ensayar, llegó la pandemia, seguimos ensayando en línea y en 2021 estrenamos y fue muy bien. Presentamos la obra a los premios MAX 2023 y ganamos dos, mejor autoría revelación y mejor espectáculo revelación, además de la nominación a mejor diseño de espacio. Estuvimos en el Teatro Español, donde fue muy bien acogida por el público, y aquí, en el Quique San Francisco, donde también funcionó perfectamente. Vinieron varios programadores y nos contrató una distribuidora que ahora nos está llevando de gira por España.
– ¿Cómo se mueve una obra coral hoy en día?
Una de las cosas en la que teníamos menos fe era en la gira. En LA, la primera obra de la compañía, había 11 actrices y nos dijimos: «Vamos a hacer la nueva obra con menos elenco para que se pueda mover», y aun así ésta tiene siete intérpretes (que dan vida a nueve personajes), y volvimos a pensar: «A ver quién mueve esto». Pero al entrar la distribuidora nos dijo que no era tan difícil, que todo dependía del espectáculo. Y así ha sido. No nos está costando tanto e, incluso, estamos recuperando el dinero invertido.
– Hablemos de la compañía, también coral, ¿qué es Mujer en Obras?
Nace de la voluntad de hacer obras con muchas mujeres en escena. No sabíamos más, sólo eso, que queríamos muchas mujeres en un escenario. Once, que es un buen número. Y no tiene voluntad más allá de la estética, de ver mujeres, señoras, haciendo locuras. Volver poética la locura de la mujer, desde un lugar costumbrista y trágico, con un sentido del humor propio de la compañía con el que nos podemos reír de barbaridades. Estoy harto de ver siempre los mismos personajes femeninos, y con 11 actrices y pudiendo sacar las peculiaridades de cada una creí que podríamos ofrecer un inhóspito espectro de mujeres al servicio de la ficción sin que ésta responda a una idea o una forma dada.
– ¿Cómo debería entrar el público a ver la obra y cómo le gustaría que saliera?
Me encantaría que saliera con la sensación de haberse reído de aquello de lo que no se puede reír. Habiéndoselo pasado muy bien, pero tras una risa prohibida. Y, ¿cómo me gustaría que entrase? Lo que le digo a las actrices en cada función es que el autor de ese día es el público, que es quien va a leer la obra. Debemos dejarle haga la obra en cada pase, con cómo nos mira, con la energía que trae… Con el «cómo entra» es con lo que representamos la función. Su mirada es lo que hace el teatro. Sin ella no hay nada, con lo que hay que darle la importancia que tiene y partir de ella para dar vida a la ficción.
– ¿Quién es Javier Ballesteros y cómo ha llegado hasta aquí?
Soy un actor que hace ocho años reunió a un grupo de compañeras actrices y se puso a escribir y dirigir, y ahora sigo actuando, escribiendo y dirigiendo. Y, más allá de la obra, soy un friki madrileño que se ha criado leyendo comics, viendo monstruos, jugando juegos de mesa y que ahora se ha puesto a escribir, a leer filosofía y e intenta incluir algún tipo de pensamiento filosófico en sus obras, aunque se da cuenta, poco a poco, de que esto es probablemente inútil. Y, mientras tanto, he trabajado con Fernanda Orazi, Pablo Messiez, Pablo Remón, con la compañía Ex Límite, etc.
– Y si hablamos de futuro.
He terminado de escribir mi nueva obra, Del oso las yemas, en la que aparecerá el elenco de la compañía que no está en Cucaracha, un texto que transcurre en un monasterio de clausura. Todo son historias de mujeres encerradas a las que obligo a pelearse. Además de los diferentes trabajos que tengo como actor: en Netflix estreno serie (en la que hago de político de derechas que quiere privatizar la sanidad); tengo también bolos de Electra, la obra de Fernanda Orazi; con Ex Límite estrenamos en Teatros del Canal, y con Cucaracha la gira. De aquí vamos a El Ejido, Granada, Vitoria y Bilbao.
– Y para ir cerrando, ¿una frase que defina esta obra?
Una que además está en el texto: El dolor ajeno es un paisaje de fondo. ¿Ha visto la película La zona de interés? Pues es la misma idea. El dolor de los otros está ahí, no lo queremos ver, pero ahí está.
– ¿Y una música?
La Pastorale de Beethoven. Compuse uno de los textos con esta música, en concreto para el coro griego que aparece en la pieza.
Suciedad en el balneario
Con todo lo hablado con Javier resonando aún en mi cabeza, esa misma tarde acudí a ver Cucaracha con paisaje de fondo. En efecto, la suciedad humana baila en ese balneario en el que nadie se atreve a mostrar su sombra. Qué agotador querer ser siempre nuestra mejor versión, y qué pena que nos dé tanta vergüenza nuestra propia sombra. Si la aceptásemos, ¿seríamos menos cabrones?
Pero la obra me lanza más reflexiones sobre la naturaleza humana. A veces la maldad llega para destaparlo todo, para sacar la basura que llevamos bajo la peluca. Y, por supuesto, la intención filosófica de Javier Ballesteros no es inútil. Consigue con su texto y dirección una reflexión poética y profunda sobre el ser humano. Una pieza inteligente que parte del humor.
El resto es cosa de ustedes, del público.
Ficha artística
Dramaturgia y dirección: Javier Ballesteros
Reparto: Laura Barceló, Pablo Chaves, Eva Chocrón, Virginia de la Cruz, Matilde Gimeno, María Jáimez y June Velayos
Ayudante de Dirección: Víctor Nacarino
Escenografía y vestuario: Pablo Chaves
Música: Isabel Arranz
Coordinación de Producción: Raúl de la Torre
Iluminación: Juan Seade
Cartelería: Alejandra Sánchez-Mateos
Producción: Mujer en obras
Agradecimientos: Bárbara Santa-Cruz, Violeta Orgaz, Pilar Bergés, Kira Anzizu, Inés Higueras, Ernesto Artillo, Francisco Javier García, Chema Noci, Ernesto Naranjo, Álvaro Moreno, Nave73, Antiel Jiménez, Familia García-Velayos, Blanco Choya y Alba Recondo.