Compuesta entre 2008 y 2009, Tenorio es la séptima ópera de Marco dentro de su prolífico catálogo, que incluye 10 sinfonías, un ballet, una zarzuela, un gran número de partituras de música de cámara para distintas formaciones, música vocal e incidental.
Encargada por el Estío Musical Burgalés en 2010, la partitura fue víctima de la crisis económica que hizo desaparecer el Festival dirigido por Rafael Frühbeck de Burgos, impidiendo entonces su estreno, que tendría lugar siete años más tarde en San Lorenzo.
La ópera, compuesta por siete escenas y cinco intermedios instrumentales, enmarcados por un preludio, un prólogo y un epílogo, es un viaje por el mito de Don Juan guiado por el drama romántico de José Zorrilla (1817-1893), con libreto del compositor, que incluye también textos de Tirso de Molina, Molière, Lorenzo Da Ponte, Lord Byron, sor Juana Inés de la Cruz y Francisco de Quevedo, siempre en verso y con una música que incluye formas, armonías o estructuras del teatro musical renacentista y barroco, que impregnan la partitura sin alejarla del lenguaje musical del siglo XXI.
En relación con el excepcional elenco, el número de cantantes puede variar, ya que uno puede interpretar uno o más personajes dependiendo de las propuestas dramatúrgicas. Los papeles de Doña Inés, Doña Ana y Lucía pueden ser interpretados por una, dos o tres sopranos; igualmente, los personajes de La Narración y Don Luis Mejía pueden ser encarnados por uno o dos tenores. Solo el rol de Tenorio, para barítono, está concebido para un único solista.
Sexual y sensual
Paradójicamente, hay personajes individuales que son cantados por un pequeño grupo de cantantes, denominado en la partitura como Madrigal, emulando a los conjuntos vocales del Renacimiento y del Barroco. Este pequeño coro muy compacto –que en la producción está conformado por jóvenes formados en el proyecto Crescendo de la Fundación Amigos del Teatro Real– comenta la acción, pero también da voz a personajes como Ciutti, el Comendador o Brígida.
Tomás Marco evoca la poderosa fuerza centrípeta –sexual y sensual– de Don Juan en un entrelazado de personajes mayores y menores que gravitan a su alrededor, como un gran fresco que propicia el uso de distintas texturas sonoras en un continuum vocal e instrumental circular.
La puesta en escena de la Agrupación Señor Serrano indaga precisamente sobre el arquetipo de este depredador sexual en la actualidad, en una propuesta dramatúrgica de Clara Serra, filósofa e investigadora en el ámbito de cuestiones de género, sexualidad y feminismo. Àlex Serrano y Pau Palacios trasladan la ópera a un set de rodaje, en el que los protagonistas de la “película Tenorio” tienen su propia vida fuera de ella, creando un juego de personajes dobles con dos mundos que se van fundiendo y confundiendo a lo largo de la obra.
Mitos
La ópera presenta una sucesión de escenas entre las que se encuentran las más archiconocidas del mito, desde el relato de las conquistas hasta la secuencia del sofá; el duelo entre Don Juan y Don Luis; y la irrupción de la estatua. Para construir su dramaturgia han perseguido la sombra de Don Juan desde sus primeras apariciones literarias del siglo XVII hasta su progresiva consolidación como uno de los grandes mitos de la cultura occidental: «Los mitos, como todos sabemos, son herramientas ideales para hablar del tiempo presente. Por tanto, ¿qué Don Juan podemos esperarnos hoy en día? ¿Sigue siendo un mito del amor? ¿Desde qué punto de vista está narrada la relación entre Don Juan y Doña Inés? ¿Hoy en día, Doña Inés reaccionaría de la misma manera ante Don Juan? ¿Qué pasaría si plantásemos a Don Juan en medio de un rodaje cinematográfico llevado a cabo en 2024?».
La escenografía e iluminación diseñada por CUBE.BZ transforman el escenario en el plató y backstage del rodaje –camerinos, zona de catering, rincón de maquillaje, sala de vestuario, etc.–, con distintos espacios concebidos como instalaciones o pequeños bodegones conceptuales que reflejan el perfil psicológico y el desdoblamiento de los personajes.
Sin miedo
La dirección musical es de Santiago Serrate, gran conocedor de la partitura, que ya dirigió el estreno y la grabación discográfica de la obra. Estará al frente de los seis solistas de la ópera –Joan Martín-Royo (Tenorio), Juan Francisco Gatell (Don Luis), Adriana González (Doña Inés), Juan Antonio Sanabria (La Narración), Lucía Caihuela (Doña Ana), Sandra Ferrández (Lucía)–, de la Orquesta Titular del Teatro Real y del grupo vocal del programa Crescendo.
Para Serrate, «musicalmente esta es una obra muy lírica. El espectador no ha de tener miedo porque sea del siglo XXI, porque su música está dentro de los cánones esperables. Todo el reparto, incluidos los técnicos, me dicen: ‘es que cuando termino se me quedan los temas en la cabeza’. Y es que la melodía tiene el don de ser muy humana y, sobre todo, muy basada en la conversación, en la música que hacemos cuando hablamos. Y como hay mucha conversación entre los personajes, cuando surge un momento lírico se convierte en casi onírico, impresionista… una melodía muy larga, muy tranquila, y en este sentido creo que es muy fácil conectar enseguida con este Tenorio. También porque tiene una estructura muy mozartiana que le da una muy remarcable agilidad y unidad. Además, la orquesta se utiliza muy hábilmente, imbricando los instrumentos con la voz, y a veces fusionándose, haciendo como resonancia, lo que crea un ambiente muy mágico».
Tenorio, como todas las óperas, nació como una obra musical y dramatúrgica que sólo adquiere su verdadera dimensión presentada en versión escénica y teatral. Después de las vicisitudes de su partitura, la obra de Tomás Marco renace en el Teatro Real en toda su plenitud, con nuevas miradas, reflexiones y preguntas sobre el inagotable mito.
Las funciones cuentan con el patrocinio de la Fundación BBVA.
¿Quiere consultar el programa de mano? Fechas 13, 15, 17, 19 de mayo a las 19.30 h.