Yo también vivo bajo tu cielo reivindica la existencia de personas reales que han sido silenciadas, aisladas o relegadas a los márgenes. Por ello la artista trabaja con la palabra escrita, cantada o hablada como lugar para la resistencia, visibilidad y empatía, tal y como encarna la instalación de luces LED con la frase que da título a la muestra, escrita en inglés, español y urdu, que no es más que una clara afirmación de su presencia. Una selección de dibujos esbozan cuerpos ausentes de poetas encarcelados, al tiempo que varias esculturas hablan de experiencias de confinamiento corporal y de la persistencia del amor en el aislamiento.

Bárbara Rodríguez Muñoz, directora de Exposiciones y de la Colección del Centro y comisaria de esta muestra, considera «importante remarcar cómo la belleza, generosidad y clara intención de la práctica de Gupta viene de la mano de su incesante trabajo por la libertad de expresión y de movimiento. Para esta ocasión, hemos seleccionado trabajos recientes en los que la voz y la poesía atraviesan fronteras y generaciones, invitando así a nuestros públicos a participar en un canto colectivo a la vida».

Canto a la vida

La insistencia de la artista en llenar los espacios vacíos con voces de diversas comunidades en una gran variedad de lenguas es una consecuencia natural de su vida en Bombay, en un entorno extraordinariamente multicultural y polifónico, inmersa en un mar de lenguas, religiones, culturas y creencias.

Listening Air (El aire escucha), producida por la Fundación Botín y obra central de esta exposición, es un sobrecogedor espacio de escucha compartida que emite las voces de varias comunidades históricamente oprimidas. Hace audibles palabras que han resonado en paisajes distantes y diversos, conectando arrozales, bosques, calles y universidades de distintas partes del mundo.

La obra incluye ocho canciones, entre ellas Bella Ciao, cantada por las trabajadoras de los arrozales del valle del Po, en Italia, en la década de 1940, y que ha viajado hasta las protestas de los agricultores en Nueva Delhi en 2020, o No nos moverán, cuyo origen es un canto espiritual de las personas africanas esclavizadas del sur de Estados Unidos, un grito de liberación que traspasó décadas y cruzó el Atlántico resonando en las protestas de estudiantes del 1968 en España para después erigirse en uno de los primeros cánticos en respuesta al golpe de Estado de 1973 en Chile.

El contexto político del Sur de Asia en el que creció la artista, una zona geográfica con constantes conflictos sociales y territoriales, ha influido en su continuo retorno a las consecuencias de las fronteras. Así, una colección de obras sobre textil, madera, cera, junto con dispositivos participativos y analógicos, hablan en la muestra de las limitaciones de movimiento y libertad debidas a fronteras psicológicas, ideológicas o físicas.

Yo también vivo bajo tu cielo ofrece una oportunidad única para sumergirse en una reflexión profunda sobre la libertad de expresión y el poder de la palabra y la poesía en la lucha contra la censura y las fronteras. No se la pierda.

Hacernos libres

«El arte de Shilpa Gupta es un ejercicio sobre cómo podemos volver a desplegar nuestro poder imaginativo para cruzar fronteras, rebatir a los censores y abrirnos a los demás. Decir esto es hacer realidad la más alta vocación del arte: basta un poco de imaginación para hacernos libres».

(Pratap Bhanu Mehta)