La convulsión política e ideológica desencadenada por la Gran Guerra dio lugar a la República de Weimar, una propuesta de sociedad basada en la razón, la democracia y la igualdad que hizo tambalearse conceptos antes incuestionables en la sociedad alemana: los roles de género, la música, la noción de autoridad, la lucha obrera, la arquitectura, la física cuántica, la estética y hasta la técnica como expresión artística. Todo ello estuvo sujeto a una revisión crítica y renovadora.
La incertidumbre se convirtió en el espíritu de la época y el cambio de paradigma abrió las puertas a la actual manera de entender la realidad. A través de fotografías, pintura, escultura, escenografía, música, juegos interactivos y proyecciones, esta gran exposición ofrece una visión transversal del riquísimo periodo en el que vivieron y destacaron figuras como Thomas Mann, Käthe Kollwitz u Otto Dix. Transformaciones, grandes crisis, profunda inestabilidad, tensiones y oportunidades en un diálogo entre el pasado y el presente.
El primer ámbito de esta muestra sitúa al público en los tiempos previos a la Gran Guerra, en un salón burgués inspirado en la novela Los Buddenbrook, de Thomas Mann. El segundo explora las tensiones internas y los cuestionamientos de las viejas certezas que se dieron durante la República: la representación del cuerpo humano; el individuo y el fenómeno de las masas; los dorados años 20 y las crisis económicas; los nuevos roles de género; la unión de arte y técnica en la Bauhaus; la innovación y la diversidad musical de esos años; la incertidumbre como principio de la ciencia; el descrédito de la razón en la filosofía, y el fin del sueño democrático. El último ámbito propone una reflexión, un siglo después, sobre las incertidumbres de ese periodo y el modo en que reverberan hasta hoy.
Virtudes, defectos y contradicciones
Tras el terremoto político e ideológico que supusieron la Gran Guerra y la caída de cuatro imperios, el austrohúngaro, el alemán, el otomano y el ruso, la República de Weimar surgió como una propuesta renovadora basada en la razón, la democracia y la igualdad que permitió por primera vez el sufragio femenino. Pese a su corta duración (14 años) y el posterior ascenso del Partido Nacionalsocialista, la enorme creatividad del período de entreguerras dejó una profunda huella como referente de cambio hacia una nueva época. Esta exposición propone, con diferentes capas de profundidad, comprender este período con sus contradicciones, sus virtudes y sus defectos.
Recorrido
El mundo de ayer. Una recreación de un salón burgués de finales del siglo XIX que representa el mundo estable y previsible que se acaba con el estallido de la Primera Guerra Mundial. Este ámbito se sumerge en la realidad y los valores de la alta burguesía, así como en el colapso del viejo orden imperial. En lo sonoro, el alegre y tradicional vals El Danubio Azul (1867), de Johann Strauss, simboliza la armonía de la vieja Europa, mientras que la Consagración de la Primavera, de Igor Stravinsky (1913), una de las obras fundacionales de la vanguardia musical del siglo XX, representa la pulsión de ruptura artística con ese orden y es, a la vez, una anticipación de la ruptura brutal que supondrá la Gran Guerra. Un pasillo estrecho y laberíntico, con una ambientación oscura e inquietante, conecta con el siguiente ámbito, el epicentro de la exposición.
Una nueva Alemania. Ofrece el contexto de la fundación de la República en la ciudad del dramaturgo, escritor, filósofo y naturalista Johann Wolfgang von Goethe y del escritor, filósofo e historiador Friedrich Schiller como símbolo de la voluntad de construir un nuevo país humanista e ilustrado. Imágenes, documentos y textos dispuestos cronológicamente permiten efectuar un recorrido por los hechos políticos más relevantes de su historia, desde la Revolución de Noviembre de 1918 hasta el ascenso de Hitler en 1933. Este espacio central de la exposición aborda, a su vez, estas cinco temáticas:
– Cuerpos en cuestión. En Weimar, los cuerpos rotos y mutilados después de la guerra conviven con otros que pretenden representar nuevos ideales de belleza y fortaleza.
– El individuo y la masa. El fenómeno de los movimientos de masas como sujeto político y legítimo, que aparece por primera vez durante este período, pone en cuestión al individuo que piensa por sí mismo.
– Años dorados y tiempos oscuros. La República es también el escenario de fuertes diferencias y crisis económicas. En pocos años se sufre la escasez y la hiperinflación de la posguerra, y el Crac del 29, con un breve período intermedio de estabilidad.
– Nuevos roles de género. La Neue Frau emancipada rompió con el estilo de vida convencional y configuró una imagen de mujer que podía ser independiente, fuerte y activa social y políticamente.
– Arte y técnica. Se suceden obras expresionistas de artistas como Lovis Corinth, Johannes Itten o Karl Schmidt-Rottluff; también de la nueva objetividad, a cargo de Otto Dix y Christian Schad, así como de representantes del constructivismo, como El Lissitzky y Sándor Bortnyik, y del dadaísmo, de la mano de Raoul Hausmann y Kurt Schwitters, por ejemplo. Todos ellos son contemporáneos de la Bauhaus, una de las instituciones que mejor representa el espíritu de Weimar.
– Paisaje sonoro. Las diferentes músicas de Weimar, que representan la convivencia de géneros y la ruptura provocada por la atonalidad. Se proponen como ejemplos piezas de Arnold Schöenberg, Richard Wagner, Kurt Weill, Kabarett Berlin y The Original Dixieland Jazz Band.
– La incertidumbre como principio (ciencia). Durante los años de entreguerras se zarandean los fundamentos de la ciencia determinista, que se ve cuestionada por la física cuántica, que atribuye una naturaleza probabilística a la realidad e incluye la incertidumbre como principio.
– La crisis de la razón (filosofía). En paralelo se enfrentan también dos paradigmas filosóficos: el proyecto humanista de emancipación y de progreso moral, heredero de la razón ilustrada de Kant, que es desacreditado y puesto bajo sospecha por la filosofía existencialista, representada por Martin Heidegger.
– El fin del sueño democrático. La quema de libros de 1933 a manos de grupos nacionalsocialistas representa el final simbólico del proyecto democrático. La esperanza puesta en los sueños de la razón acabó despertando a monstruos dormidos a su sombra.
Tiempos inciertos. Alemania entre guerras ha contado con la colaboración del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, el Museo Nacional de Artes Decorativas y el Institut Valencia d’Art Modern, que han prestado obras singulares del arte alemán de entreguerras, así como de instituciones germanas como el Stadtmuseum Berlin, el Käthe-Kollwitz Museum de Colonia y el Georg Kolbe Museum de Berlín.