Después de dedicarle dos muestras en 2012 y 2016, esta tercera destaca la obra que realizó en el último periodo de su vida, entre 2002 y 2007, después de las grandes exposiciones que le dedicaron en 2001 el MACBA y el IVAM.
Para la ocasión, la Galería ha contado con la colaboración del historiador y crítico José Francisco Yvars, autor del libro Visión y signo. La pintura de Ràfols-Casamada (Polígrafa, 2006) [1] y de un nuevo texto sobre el artista que se incluye en el catálogo de esta muestra.
Esta última obra −depurada, sintética y lírica, a la vez que exuberante− se muestra confrontada con un reducido pero destacado grupo de pinturas de su época de mayor reconocimiento, las décadas de 1980 y 1990, lo que permite apreciar su desarrollo y evolución.
De “una mayor sensación de profundidad, una presencia a veces más clara de los objetos, unas pinceladas más táctiles, amplias y rápidas”, que comentaba Victoria Combalía en 1985, a “la serena abstracción cromática última, que ahora contemplamos”, en palabras de Yvars, quien cita a Virginia Woolf y su “eficaz simplicidad” en la frase que urgió la escritora a un puntilloso Roger Fry, artista y crítico británico miembro del grupo de Bloomsbury: “¿Qué no se puede decir en cuatro colores?”. Quizá se pueda responder con una cita del propio Ráfols cuando le preguntaban qué es el tema: “Después de reflexionar a menudo sobre ello creo que, por lo menos para el pintor, el tema es siempre la propia pintura”.