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‘Bangkok’ en Granada, un thriller sobre el destino

La obra, que se estrenó en el Festival Grec, tiene como protagonistas a un anciano viajero y a un joven guardia de seguridad a los que dan vida Fernando Sansegundo y Dafnis Balduz, respectivamente. Los personajes se encuentran en un aeropuerto vacío de la geografía española, el primero lleva un billete de avión para ir a Bangkok, mientras que el segundo es la única persona que aún trabaja en las instalaciones.

El guardia de seguridad informa al viajero de la imposibilidad de realizar el viaje, ya que allí no hay aviones, nunca los ha habido. Se trata de un aeropuerto hace tiempo inaugurado, pero que nunca ha estado operativo. Ante la incredulidad e insistencia del viajero, el guardia le permite quedarse y a partir de ese momento se iniciará entre los dos un diálogo en el que no sólo cuestionarán sus propias vidas, sus trabajos y la situación política en la que están inmersos, sino que desvelarán, poco a poco, la verdadera naturaleza de su encuentro.

Thriller político

La obra podría entenderse como un thriller político, «para mí es una comedia sarcástica que no deja de bascular entre lo onírico y lo real, entre lo cierto y lo ambiguo», explica Morcillo. «Esta es una obra sobre el destino. El exótico destino del sureste asiático al que se dirige uno de los personajes, el viajero, pero también el ineluctable destino al que se dirige todo un país». En ella se muestra a un país capaz de construir y mantener, sin aparente contradicción, toda una serie de aeropuertos donde no hay aviones; urbanizaciones donde nunca vivirá nadie, hoteles sin huéspedes, museos sin obras de arte, ciudades deportivas donde no se practica ningún deporte o auditorios donde no se actúa.

Y aunque pueda parecer que el tema principal del texto es la corrupción, en realidad es sólo un derivado de los temas más importantes de la obra: ¿se puede cambiar el mundo? «Esta pregunta expresa no sólo el anhelo de justicia de todo movimiento político, sino el anhelo de justicia que anida en cada individuo. Pero, el mundo no puede cambiarse, es injusto por naturaleza, siempre habrá gente que estará por encima y gente que estará por debajo, lo mejor que podemos es hacer es aprovecharnos de esta injusticia para sacar la mejor tajada personal del asunto y no tener en cuenta otras consideraciones», afirma Morcillo.

La obra no pretende dar una respuesta a esta cuestión fundamental, sino exponer dos posiciones: ser corrupto como modo de vida más inteligente o ser un idealista con principios. «Bangkok tan sólo es un pequeño fragmento de esta discusión, un pequeño fragmento que sucede en un país llamado España donde, a lo largo de unos veinte años, la corrupción ha sido (¿y aún lo es?) el único ‘anhelo de justicia’ del poder político», explica el director.