Belzunce ha ido regresando a esta serie a lo largo de los años. En sus obras aparece el concepto del estudio del artista: el marchand que lo visita para elegir las pinturas de la próxima exposición o el pintor enfrentándose a un lienzo en blanco en el que profundiza en el desnudo o el bodegón.
«Los estudios, los talleres, la academia, los lugares donde uno se encierra a meditar y a enfrentarse con los mismos demonios que los artistas llevamos dentro son sin duda los lugares donde quedas atrapado por tu propia locura, es el sitio donde sientes que nunca estás solo ya que allí te esperan los tormentos de la creación, las musas impacientes, los soportes llenos de vida y ese silencio que te habla sin palabras», afirma el autor en el catálogo de la muestra.
Una reflexión sobre el solitario trabajo del artista que se centra no sólo en una temática, sino también en la técnica con la que afrontarla, los colores con los que se plasmará la idea. Como él mismo asegura, «la temática en esta selección de obras que propongo no es nueva, otra vez trato de volver al mundo del estudio donde se aglutina la vida del artista. Ya en el año 2002 realicé una serie de obras de pequeño formato que intitulé Le marchand dans l’atelier, el hombre que mira. Esta nueva serie no es tan diferente de aquella pero sí propone una nueva lectura».
El artista afronta esta temática con la pintura de trazo potente y con el dibujo como protagonista, a los que añade una explosión de color gracias a la incorporación del collage. Esta técnica la realiza con diferentes materiales, lo que permite dar gran variedad de texturas a las composiciones.