El Espacio Promoción del Arte de Tabacalera (Madrid) acoge Bosques de Luz, una exposición que, a través de medio centenar de fotografías, muestra los últimos ocho años de trabajo del pintor y fotógrafo José Manuel Ballester (Madrid, 1960), distinguido con el Premio Nacional de Fotografía 2010 por su trayectoria personal y por su singular interpretación del espacio arquitectónico y la luz. «He conseguido mi exposición ideal», afirmó Ballester en la presentación de la muestra, refiriéndose especialmente a las naves del edificio que la alberga, un espacio que el propio artista fotografió en 2012 y que tiene mucha afinidad con su obra.
El trabajo de Ballester gravita siempre en torno a tres claves fundamentales: el tiempo, la luz y el espacio. El artista no se propone desarrollar un lenguaje fotográfico específico, sino utilizar el objetivo como testigo para justificar, registrar, matizar e interrogar la actualidad y el progreso: «El arte exige mucho esfuerzo, como la vida; todo tiene un trabajo detrás, siempre hay un esqueleto. Eso es lo que más me interesa de los edificios y lo que intento transmitir en mis fotografías, la temática oculta, lo que no se ve».
Gran diversidad
Trabaja a través de series, que en esta exposición vienen representadas por una selección de temas de una gran diversidad, como son los grandes espacios paisajísticos que abarcan desde China hasta Brasil, las naves industriales, a las que el artista señala como espacios desde los que contemplar el pasado y el futuro, y los museos, uno de los temas más representados en Bosques de Luz, algunos recién construidos, otros renovados, y varios ya desaparecidos.
Como él mismo comenta, «el hecho de que la figura humana no esté presente en la mayoría de las ocasiones se debe a mi predilección por escoger aquellos momentos en que la presencia directa se desvanece o desaparece por un momento, o mi inclinación por buscar lugares que dejaron de ser activos para convertirse en espacios abandonados o en ruinas, o que por sus características están ocultos o al otro lado de la sociedad, bien por su marginalidad o por sus características especiales».
Una mesa desierta
La Última Cena se adueña del patio de Tabacalera para recibir al visitante ante su mesa desierta. El poder de las imágenes de la exposición queda ya claro desde los primeros pasos. En esta fotografía (en la que Ballester ha respetado el mismo tamaño de la pintura mural original, superior a los ocho metros), el artista coloca al espectador ante el mismo escenario que pintó Leonardo da Vinci en una de sus grandes obras maestras, una estancia que aquí aparece completamente vacía, sin los apóstoles, incidiendo en uno de los temas claves que el artista desarrolla en esta serie de fotografías: la «presencia ausente».
La imagen recoge el momento posterior a la Cena, ese momento exacto en que sólo queda el espacio con los vestigios de quienes lo habitaron. Espacios Ocultos reúne varias imágenes más en las que Ballester hace una relectura de obras maestras de la pintura italiana del Renacimiento que él transforma en fotografías, mediante las que nos desvela sus espacios ocultos, suprimiendo de ellas a los personajes que las pueblan.
Sin presencia humana
Así, Ballester convierte la Anunciación de Fra Angelico del Museo del Prado en Lugar para una Anunciación, al mismo tiempo que transforma las Historias de Nastagio degli Onesti de Boticelli (también del Prado) en su Bosque italiano.
Como él mismo comenta, «existen miles de ocasiones en que la presencia humana sale de escena. Esos vacíos están llenos de información y de atractivos que bien pueden, entre otros aspectos, decir y explicar muchas cosas sin necesidad de una presencia humana directa y evidente».
Jose Manuel Ballester reivindica las enormes posibilidades que brinda la fotografía digital como aliada en la creación de lo que él denomina un «nuevo pictorialismo»: «Me he servido de disciplinas en principio muy diversas entre sí, que pasan del pincel al ordenador…Cuando comencé a estudiar el mundo de la fotografía digital descubrí el alejamiento que suponía la fotografía analógica respecto de la pintura. Con el nacimiento de la fotografía digital y sus posibilidades de manipulación se producía un reencuentro con la forma de entender el proceso creativo muy afín a los procedimientos plásticos hasta ahora conocidos. De hecho siempre he considerado la arquitectura de Photoshop, su diseño, como un amplio tratado de pintura que recuerda los escritos a lo largo de la historia. Esta gran afinidad es la que ha creado un movimiento muy fuerte que me gusta nombrar como períodoNeopictorialista«.
El artista encuentra el motivo de su obra en los espacios de fricción que se dan entre la arquitectura y la ciudad, la pintura y la fotografía o entre lo artificial y lo natural. Su obra refleja a menudo la complejidad de la experiencia urbana a través de un nuevo punto de choque, el que confronta al individuo con la globalización.
José Manuel Ballester│Pequeña biografía
Jose Manuel Ballester (Madrid, 1960), pintor y fotógrafo, licenciado en Bellas Artes en 1984 por la Universidad Complutense de Madrid, es Premio Nacional de Fotografía 2010.
Su carrera artística comenzó en la pintura con especial interés por la técnica de las escuelas italiana y flamenca de los siglos XV y XVIII. A partir de 1990 empezó a conjugar pintura y fotografía. De entre sus numerosas exposiciones destacan Lugares de Paso (Valencia, 2003),Setting Out (Nueva York, 2003) o Habitación 523 (Museo Reina Sofía, Madrid, 2005) y recientemente Fervor de Metrópolis (Pinacoteca del Estado de São Paulo) y La Abstracción en la Realidad, Sala Alcalá 31, Comunidad de Madrid y DA2 de Salamanca (2011) o Espacios Ocultosen la Academia de España en Roma (2012).
De manera colectiva ha expuesto en numerosas ocasiones en ARCO, ART CHICAGO, ART FORUM ALEMANIA, PARISPHOTO y ART MIAMI, y ciudades como Dallas, París, Miami, São Paulo, Dubai, Pekín, Shanghái o Toronto, entre otras.
Galardonado con el Premio Nacional de Grabado en 1999, en 2006 le fue concedido el Premio Goya de Pintura Villa de Madrid y, en 2008, el Premio de Fotografía de la Comunidad de Madrid.
En noviembre de 2010 le fue otorgado el Premio Nacional de Fotografía por el Ministerio de Cultura. El jurado le concedió el galardón por su trayectoria personal, por su singular interpretación del espacio arquitectónico y la luz y una renovación destacada en las técnicas fotográficas.
Sus obras forman parte de los fondos del Museo Reina Sofía, Museo Marugame de Arte Contemporáneo Español de Japón, IVAM de Valencia, Museo de Arte de Miami y Cisneros Fontanals Art Foundation de Miami, Central Academy of Fine Arts de Pekín, Patio Herreriano de Valladolid, 21 Century Museum de Kentucky, Museo Würth de Logroño, Fundación Telefónica, Banco Espíritu Santo, Museo Guggenheim Bilbao y Fundación Coca-Cola, entre otros.